Aventuras para disfrutar con los cinco sentidos


“No he sabido a qué sentido atender”, explicaba maravillada Vanesa Muñoz, sobrina del mítico guitarrista flamenco Manolo Sanlúcar, tras disfrutar de una deliciosa cena maridada a bordo mientras navegaba por el estuario del Guadalquivir rumbo a la puesta de sol. El ciclo Come, bebe, sueña, organizado por Visitas Doñana, empresa que realiza las rutas guiadas al parque nacional andaluz, ha sido una de las seis actividades premiadas —entre casi un centenar de candidatas— en el 27º Concurso de Turismo Activo que, anualmente, convocan Fitur y la revista AireLibre con objeto de potenciar el desarrollo y la comercialización de productos de este sector turístico, y que en la presente edición nos llevan también a Bilbao, Zimbabue, el Estado indio de Madhya Pradesh, la provincia de Zamora y la República Dominicana.

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Cena marinada a bordo del crucero fluvial ‘La Pepa’, en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) Visitas Doñana
Deliciosa singladura
Sanlúcar de Barrameda (Cádiz)

“Queríamos poner en valor la gastronomía y los vinos de Sanlúcar de Barrameda en vista a su candidatura [en 2021] como Capital Española de la Gastronomía”, explica Cristina Cruz, de Visitas Doñana, y hacerlo “a través de un producto turístico que pudiera permanecer en el calendario”. Así surgieron los cruceros vespertinos por la desembocadura del Guadalquivir del programa Come, bebe, sueña, que ofrecen un maridaje a bordo de La Pepa —crucero fluvial que también realiza visitas al parque nacional de Doñana— entre vinos de bodegas sanluqueñas como Barbadillo y recetas de restaurantes locales como Casa Bigote o El Espejo. Durante las singladuras desde la localidad gaditana, de unas dos horas y media de duración, “la bodega aporta un enólogo que va presentando los vinos escogidos, y el cocinero del restaurante explica después las recetas que los acompañan”, desgrana Cruz, siempre con una premisa: que representen el producto local, con los langostinos de Sanlúcar a la cabeza. Visitas Doñana reanudará los miércoles de julio y agosto de 2022 estos cruceros enogastronómicos (80 euros por persona), que culminan contemplando la puesta de sol sobre los pinares de Doñana. Se puede solicitar información a través de su web.

Trashumantes por un día
Comarca de Aliste (Zamora)

Este es un viaje diferente para convivir con la comunidad de los churreros de Aliste, quienes aún conservan un modo de vida atávico, ligado a la trashumancia de ganado al noroeste de Zamora. “El viaje consta de cuatro partes, cada una de ellas en una estación del año, en las que se visita [durante un fin de semana] esta comarca a través del punto de vista de los propios churreros, atendiendo a sus tareas ganaderas y a sus tradiciones”, explica Paco Huertas, socio de la agencia Rumbo Natura y ligado desde hace años a esta región y sus habitantes. “Una es en primavera, en torno a marzo o abril, en la que se asiste a la procesión de Bercianos de Aliste [bien de interés cultural], en la que participan algunos de los churreros”, cuenta. La segunda visita, ya en verano, “es la de la trashumancia, cuando suben el ganado a la zona de la Alta Sanabria, donde pasan la época estival”, explica Huertas. Se realiza un tramo del recorrido junto a los pastores y sus mastines a través de la sierra de la Culebra, una de las zonas con mayor concentración de lobo ibérico, pernoctando una noche en tienda de campaña, en pleno campo. “De alguna forma, nos sentimos pastores como ellos”. En otoño, se comparte con los churreros “la bajada”, es decir, el retorno a la comarca de Aliste, participando en una de sus costumbres más arraigadas, el apartado del ganado. “Es un momento muy bonito”, confiesa Huertas, en el que cada pastor separa a sus ovejas del grueso trashumante. “Es un recorrido a través del ciclo vital de estos ganaderos a lo largo del año”, resume, cuyo último acto consiste en un recorrido por los pueblos de las zonas de Tábara, Aliste y Carballeda que celebran sus tradicionales mascaradas de invierno.

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Mascarada tradicional en Zamora. Manuel Balles getty images

Este proyecto tiene una dimensión divulgadora en Territorio Viajero, espacio que a través de la radio y de internet realiza un seguimiento de la propia convivencia con los churreros. “Uno de los objetivos del programa es dar a conocer las dificultades que tienen para mantener este modo de vida tan duro y totalmente ancestral”, explica Huertas, director del mismo. “Es un compromiso personal de comunicación y de sostenibilidad con este territorio”. El precio de cada estancia de fin de semana (que pueden variar de fechas) oscila entre los 120 y 150 euros (todo incluido), según se contrate o no transporte desde Madrid.

Un ‘tour’ sensorial
Bilbao

Palpar, escuchar, oler y, finalmente, saborear es lo que propone esta ruta sensorial por el corazón de Bilbao. Todo menos contemplarlo. “Diseñamos esta experiencia para discapacitados visuales”, explica Laura Martínez, fundadora de Explora-Norte y oriunda de la capital vizcaína, “para que recorrieran el Casco Viejo tocando, sintiendo, dejándose guiar por la voz, por los olores, mientras el guía va describiéndoles lo que tienen delante”. Por ejemplo, ante el icónico teatro Arriaga, punto de inicio habitual del paseo; “les damos pistas sobre el edificio, cómo dentro se escucha música, de tal forma que ellos vayan intuyendo de cuál se trata”, cuenta Martínez. En vista de la aceptación, en 2022 esta pequeña agencia —compuesta por tres guías— ha ampliado estos tours sensoriales a visitantes no invidentes que aceptan el reto de conocer la ciudad con los ojos vendados: percibir el murmullo de la ría en la plaza del Arriaga o los gritos entre los puestos del Mercado de la Ribera. “Entramos a sitios para palpar restos de la muralla (el palacio Yohn) o símbolos de la ciudad como la Virgen de Begoña”. También se visita el majestuoso edificio de 1890 que acoge actualmente la biblioteca Bidebarrieta. “Conoces Bilbao desde otra perspectiva, más bonita y más divertida porque al final estás participando todo el tiempo”, concluye Martínez. La ruta, de dos horas y media de duración (25 euros), culmina con el momento pintxo-pote, la degustación de un vino y una tapa, pero en modo cata a ciegas.

Rafting en el municipio de Jarabacoa (República Dominicana). N. Hanna alamy
Por la isla desconocida

República Dominicana

“Queríamos proponer algo diferente, un circuito que visita el interior de la isla, que es el gran desconocido de República Dominicana”, explica Nuria Rodríguez, de Politours360. El Short & Green Tour que presenta esta renovada mayorista española, reconocido con uno de los tres premios de la categoría internacional, combina, en ocho días de viaje, cultura, naturaleza y una buena dosis de aventura. En Santo Domingo se recorre la ciudad colonial, inadvertida en muchos de los circuitos organizados por la isla pero que luce maravillas históricas como la primera catedral erigida en América, que dio descanso a Colón antes de que sus restos fueran trasladados a Sevilla. La visita del jardín botánico de la capital dominicana, que alberga hasta 69.000 especies distribuidas en ocho ecosistemas, sirve de transición a la región interior de Jarabacoa, donde la selvática exuberancia del país recibe a los viajeros. Aquí se realiza un descenso en rafting, acompañados por monitores especializados, por los rápidos del río Yaque del Norte, de los más largos del Caribe. La ruta (con salidas de junio a septiembre, y precio a consultar en la agencia) culmina con una relajante estancia en Playa Bayahibe.

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Dani Serralta en las ruinas de Gran Zimbabue, yacimiento declarado patrimonio mundial en Zimbabue.
Aventura con mensaje
Zimbabue

Se escucha el estruendo de las cataratas Victoria; se deambula entre los muros de Gran Zimbabue, yacimiento arqueológico declarado patrimonio mundial, y se duerme en un lodge bajo las estrellas en el parque nacional Hwange, pero el factor diferencial de este gran viaje por Zimbabue es el compromiso con la conservación de especies en peligro. “Durante los últimos 10 años, debido a la caza furtiva, han muerto asesinados más de 1.000 rinocerontes en el sur de África, esto hace una media de tres al día”, explica Dani Serralta, fundador de Ankawa Safari. Siguiendo el modelo de la Dian Fossey Gorilla Fund, que promueve la protección de los gorilas de montaña en Ruanda a través de viajes responsables para verlos de cerca, Serralta decidió hace un tiempo “utilizar el turismo para poder salvar a los rinocerontes africanos”. No solo destinando parte de los beneficios de su agencia a financiarlo —a través de su fundación Tribu Kifaru—, sino concienciando a los grupos de viajeros con los que recorre este fascinante país del sur de África.

“Visitamos también la remota área de conservación del valle de Savé, donde se encuentra nuestro proyecto, para que conozcan en persona nuestro trabajo y al equipo de rangers armados que protegen a estos animales de los cazadores furtivos”. Junto a ellos, además compartir conversaciones nocturnas alrededor de la hoguera, se realizan safaris fotográficos para ver elefantes, leones o licaones ­—igualmente en peligro de extinción—, así como emocionantes rastreos de rinocerontes a pie que permiten, sin molestarlos, avistarlos en libertad a pocos metros de distancia. “Se trata”, añade Serralta, “de que los viajeros empaticen tanto con estos animales como con las personas que trabajan y arriesgan su vida para protegerlos”, la mayoría de ellos oriundos de pueblos colindantes a la reserva. Y es que, concluye, “el conservacionismo fracasará siempre que no involucre a la población local; tiene que generar riqueza en el entorno más inmediato, para que sus habitantes entiendan que 10 rinocerontes vivos dan mucho más dinero, durante más tiempo y a más gente de la zona, que 10 rinocerontes muertos”. El precio del viaje (14 días) ronda los 2.000 euros (todo incluido, excepto los vuelos internacionales), con salidas previstas para junio y julio de 2022.

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Danza tradicional durante el festival Jalmahotsav, en Hanuwantiya (India)
Esparcimiento acuático
Hanuwantiya (India)

A orillas del gigantesco embalse de Indira Sagar, mar interior alimentado por el río Narmada en el Estado indio de Madhya Pradesh, en el centro del subcontinente asiático, conviene afrontar con energía el Jalmahotsav, un gran festival de turismo activo durante el que entregarse a las emociones y las descargas de adrenalina con el medio acuático siempre como escenario. Windsurf, parasailing (volar con un paracaídas arrastrado desde una lancha), jet-ski, vuelos en paramotor, motos acuáticas y divertidas travesías en banana boat. En tierra firme la oferta se completa con una zona de aventura, con tirolinas, puentes tibetanos y hasta un potro mecánico. Al caer el día, toca relajarse en la llamada Tent City: cuatro grandes explanadas que albergan un centenar de amplias y confortables tiendas estilo jaima, con porche y todas las comodidades necesarias para pasar la noche: televisión, cama doble con dosel y cafetera. Sin duda, una versión de la India muy alejada de la espiritualidad que se respira en Hampi, Benarés o Darjeeling.

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