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Los demócratas han decidido poner en marcha el proceso de impeachment o juicio político para la destitución del presidente Donald Trump, si el vicepresidente Mike Pence no accede a deponer al mandatario a raíz del asalto al Congreso azuzado por el republicano. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, anunció el domingo que este lunes se presentará una resolución en esta línea, con un plazo de 24 horas para que Pence responda. En una carta demoledora, remitida a los legisladores de su partido, Pelosi afirma: “Con el fin de proteger nuestra Constitución y nuestra democracia, actuaremos con urgencia, ya que este presidente representa un riesgo inminente para ambos”.

Esta sería la primera vez en la historia que un mismo presidente se somete a un segundo impeachment, un procedimiento extraordinario contemplado en la Constitución para poder juzgar y cesar a un mandatario en caso de traición, soborno o faltas graves. Solo se ha llevado a cabo tres veces, la última, precisamente, hace un año contra Trump.

Pelosi explica en la carta que el mandatario saliente es un peligro aún activo y, por tanto, no puede seguir en la Casa Blanca hasta el 20 de enero, fecha en la que toma posesión el próximo dirigente, el demócrata Joe Biden. “El horror del vigente asalto a nuestra democracia por parte de este presidente se ha intensificado y, por tanto, también la necesidad de acción”, dice.

La resolución insta a Pence y al Gabinete a activar la 25ª Enmienda de la Constitución y declarar a Trump incapaz de seguir ejerciendo el cargo, tras lo cual el vicepresidente asumiría la presidencia de Estados Unidos durante los días que quedan hasta el próximo Gobierno. “Apelamos al vicepresidente a responder en 24 horas. Después, procedemos a presentar la legislación para un impeachment”, afirma la presidenta de la Cámara, que es el órgano encargado de poner en marcha el proceso y cuenta con mayoría demócrata. Pence no ha respondido de forma pública u oficial, pero no se espera que proceda a la destitución del presidente, con lo que es probable que se agoten esas 24 horas de plazo.

A partir de ahí, Pelosi no ha especificado cuándo se votará la activación del proceso de impeachment, aunque varios legisladores han avanzado que podría ser a mediados de semana. La cuestión es cuándo se da el siguiente paso, es decir, el traslado del impeachment al Senado, que es la Cámara donde se celebra el juicio propiamente dicho, pues crece la preocupación por el impacto que un procedimiento tan grave y aparatoso tendrá en la agenda de la próxima Administración demócrata.

Nancy Pelosi narra a la periodista Leslie Stahl su experiencia durante el asalto al Capitolio, en una entrevista en el programa ’60 Minutes’, de CBS, del 8 de enero. En vídeo, la líder de los demócratas no descarta un segundo ‘impeachment’ contra Donald Trump.AP | VÍDEO: CBS

El veterano congresista demócrata James E. Clyburn, tercero del partido con más responsabilidad en la institución, avanzó este domingo que la votación en la Cámara de Representantes —primera fase del proceso, donde se plantea la acusación— tendría lugar esta semana. Sin embargo, advirtió de que no tienen claro si enviar automáticamente la acusación al Senado o esperar un tiempo, incluso meses, con el fin de dejar algo de aire a la nueva Administración demócrata. “Demos al presidente electo Biden los 100 días que necesita para que pueda poner en marcha su agenda”, dijo Clyburn, que es el encargado de la disciplina de partido en la Cámara baja (en la jerga política se denomina whip a su cargo, en español, látigo).

Biden ha manifestado poco entusiasmo sobre el impeachment, prueba de lo delicado del asunto para un presidente electo que ha prometido ser quien fragüe la reconciliación de Estados Unidos tras años de hostilidad política y social. “Se trata de una decisión que debe tomar el Congreso, pero deben estar listos para ponerse a trabajar a todo tren, porque cuando Kamala (Harris, la vicepresidenta electa) y yo asumamos el cargo, vamos a introducir inmediatamente piezas legislativas para lidiar con el virus, con la economía y con el crecimiento”, dijo el viernes al comparecer ante la prensa para presentar a nuevos miembros de su Gabinete. Y recalcó: “Nosotros vamos a hacer nuestro trabajo y el Congreso puede decidir cómo proceder con el suyo”.

La violenta invasión de una turba de seguidores de Trump al Capitolio el pasado miércoles, con el fin de boicotear la confirmación de la victoria de Joe Biden en las presidenciales, ha puesto la situación en un punto de no retorno. El presidente ha pasado meses agitando teorías conspirativas sobre supuestas irregularidades en las urnas que están infundadas y el mismo miércoles por la mañana animó a sus miles de seguidores a protestar ante el Congreso y recuperar su país sin debilidad. En medio del asalto violento, que ha costado la vida a cinco personas, llegó a decir a los manifestantes: “Os quiero, sois gente muy especial” y reiteró las acusaciones de que le habían robado las elecciones.

La carta de Pelosi se despide con un significativo “Gracias por vuestro patriotismo”, ya que Trump no se ha cansado de calificar a los ultras que defienden su teoría del fraude como “patriotas”.

Los demócratas siguen sin contar, hoy por hoy, con apoyos suficientes entre los republicanos para condenar a Trump y faltan apenas 10 días para que el republicano deje la Casa Blanca y Biden tome posesión del cargo. Pero el mundo ha visto cómo el presidente de Estados Unidos llamaba a la rebelión contra los resultados de las elecciones y la alternativa al impeachment, si no hay dimisión ni destitución, es la impunidad.

Un grupo de republicanos ha dirigido una carta al futuro presidente para pedirle que hable con Pelosi y la convenza para detener el proceso de impeachment contra Trump. Se trata de siete congresistas, liderados por Ken Buck, de Colorado, que también se opusieron a los legisladores de su partido que pensaban torpedear la confirmación de Biden en el Congreso mediante una batería de objeciones. En su misiva, fechada este sábado, advierte al presidente entrante: “Un segundo impeachment, a solo días de que el presidente deje su cargo, es tan innecesario como incendiario. Este impeachment socavará su prioridad de unir a los estadounidenses y supondría una distracción más para nuestra nación (…) Respetuosamente, le urgimos a animar a la presidenta Pelosi a dejar a un lado este intento partidista inmediatamente”.

Los sondeos así lo indican. En uno de la cadena ABC e Ipsos publicado este domingo, el 56% de los estadounidenses cree que Trump debería dejar la Casa Blanca antes del 20 de enero, cuando toma posesión Biden, y un 67% culpa al aún presidente de las revueltas, que han dejado de momento cinco muertos. Pero la sensibilidad hacia el asunto se divide en líneas perfectamente partidistas: mientras el 94% de los demócratas y el 58% de los independientes quiere a Trump fuera ya, solo el 13% de republicanos está de acuerdo con ello. Es más, hasta un 61% de los republicanos de esta encuesta cree que el aún presidente no hizo nada malo.

De momento, dos senadores republicanos han manifestado públicamente que Trump debe dimitir inmediatamente: Lisa Murkowski, de Alaska, y Patrick Toomey, de Pensilvania. Este último ha advertido, además, de que el presidente ha cometido “faltas sujetas a un impeachment” y un tercero, Ben Sasse, de Nebraska, se ha mostrado abierto a considerar acusaciones para el juicio, es decir, los llamados artículos del impeachment.

Sin embargo, por ahora son una minoría. Aunque Trump se encuentra más aislado que nunca por los popes del Partido Republicano y muchos de los que le apoyaban incluso hasta el 6 de enero se han distanciado tras la violencia desatada en el Capitolio, votar para deponer a un presidente de tu propio partido, cuando no le quedan más que 10 días en el cargo, no es una idea muy popular. Primero, porque significa molestar a millones de votantes y, segundo, porque es una asunción de errores capital tras cuatro años perdonando y justificando todo a un presidente incendiario, al que absolvieron hace un año en el impeachment por las presiones a Ucrania para sacar trapos sucios de Biden.

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