Carlos Soler: “El fútbol evoluciona hacia un juego de estampida”



Carlos Soler se dispone a lanzar un córner en San Mamés.AFP7 vía Europa Press (AFP7 vía Europa Press)

Junto con Christopher Nkunku, Mason Mount, Kevin de Bruyne, Bruno Fernandes y Mario Pasalic, Carlos Soler (Valencia, 1997) se ha situado entre los centrocampistas más goleadores de la temporada en Europa. “El año pasado hice 12 contando Copa del Rey; ahora llevo diez”, dice. “Si un mediocentro te da entre diez y 15 goles es clave para cualquier club. Yo lo voy a intentar”. Este domingo en Mestalla (16.15 horas) se medirá a su amigo Pedri y a su admirado Frenkie de Jong en los duelos del mediocampo.

Pregunta. El Liverpool, el Bayern, y sobre todo el City, han hecho de sus interiores el arma más desequilibrante. ¿Usted se siente familiarizado con este tipo de centrocampista-goleador?

Respuesta. El fútbol ha evolucionado a un juego más de estampida. El que más lo ha demostrado es el Bayern, con Müller, con los extremos abiertos y encarando continuamente, los interiores pisando el área y juntando mucha gente en los centros laterales… Buscan arrollar al rival, ser más físicos, ir una detrás de otra, hacer 70 ocasiones y meter cinco. Es como más daño se está haciendo.

P. ¿Nota la confusión que provocan sus movimientos cuando sube?

R. Creo que sé detectar muy bien los momentos. Sé que si mi punta ha caído un poquito entre el central y el lateral, ese central normalmente saldrá a por él y se creará un espacio enorme. O el otro central cierra y se queda libre el canal que hay con su lateral, o ese otro espacio queda libre. Así fue mi segundo gol al Levante. Nuestra defensa jugó con Guedes, el central salió con él pero sin encimarlo, le dejó pensar, y yo vi que me quedaría solo.

Se puede mejorar el remate de cabeza y la técnica, pero el gol no. A mí nadie me lo ha enseñado. Yo siempre me fijaba en Gerrard, Lampard, David Silva… y ahora Frenkie de Jong

P. Marcelino y Bordalás han construido un Valencia de transiciones rápidas. ¿Se disfruta pensando poco y presionando mucho?

R. Yo he estado en ambos bandos: con la selección sub-21 y la absoluta, en donde se elabora más, y en mi club. Lo digo como aficionado del Valencia: aquí lo que ha encajado más ha sido un ataque directo, una defensa muy presionante, de bloques muy juntos para salir muy rápido en transiciones. Mestalla se siente identificada con eso. Tal vez hace diez o quince años el fútbol era más pausado. Ahora se demanda más la intensidad y la activación rápida. Eso no quiere decir que los equipos que tengan más la pelota no se puedan adaptar. Puedes tocarla y también puedes arrollar al rival. El Barcelona de Guardiola era eso: un equipo que tenía la pelota y te arrollaba porque te ahogaba arriba. No te dejaba salir. Ahora el fútbol es eso con jugadores mucho más preparados para aguantar ese ritmo.

P. Hay futbolistas que disfrutan menos del contacto con la pelota que con la carrera a la profundidad. ¿Usted se siente más a gusto organizando en 360 grados o llegando a gol?

R. En este Valencia yo me siento cómodo corriendo o lanzando. A mí me gusta lanzar al espacio a Guedes, a Gayá… Eso también es organizar. No es organizar como organizaba Xavi, que organizaba en todo el campo a todos sus compañeros. Yo me siento más un lanzador, un conector de la defensa con los delanteros y también un jugador que se suma al ataque yendo al espacio cuando el otro mediocentro recibe el balón.

P. Con frecuencia vemos que usted es el primer mediocentro en unirse a los centrales cuando el Valencia pierde la pelota, y tras la recuperación a veces se coloca como el segundo hombre en punta con los centrales contrarios. ¿Esos recorridos para usted son una tortura o un placer?

R. Son nuestras idas y vueltas. Cuando jugamos 4-4-2 o 5-3-2 uno de los pivotes tiene que dispararse para estar al rechace o al punto de penalti, porque los puntas suelen arrastrar al primer palo. Guedes, aunque él juegue de nueve no es un delantero centro que en los centros laterales te vaya a rematar. Él cae mucho a banda y esa posición queda más libre. Alguien la tiene que ocupar. O la ocupa un extremo o un pivote. A mí me piden que llegue porque tengo esa capacidad física, de la misma manera que me piden que si el rival nos contragolpea vuelva a mi área, donde el pivote más posicional suele ocupar nuestro punto de penalti y yo debo ayudarlo por delante. Un mediocentro de hoy en día tiene que recorrer mínimo entre 11 y 12 kilómetros para poder abarcar estas situaciones. No todos pueden hacerlo porque se necesita mucho físico y muchas ganas. A veces se hace largo. Pero llegando al área contraria es como más se sorprende en el fútbol y es lo que más disfruto.

P. Sorprende ver a los interiores buscar desmarques propios de delanteros.

R. En la selección los interiores nos desmarcamos mucho entre los centrocampistas y los centrales contrarios, entre líneas; en el Valencia buscamos más la espalda de los defensas.

P. Usted marcó más de 500 goles en la cantera. ¿Para desmarcarse entre centrales y laterales hay que tener alma de delantero?

R. Sí. Un jugador que nunca ha jugado arriba no tendrá ese olfato ni sabrá dónde puede caer la pelota en un centro o después de un despeje. Si no has estado en esas zonas es difícil. Se puede mejorar el remate de cabeza y la técnica, pero el gol no. A mí nadie me lo ha enseñado. He visto mucho fútbol. Veía la Premier, la Champions, la Liga. Y siempre me fijaba en ese tipo de jugadores: Gerrard, Lampard, David Silva… y ahora Frenkie de Jong. Todos hacen esas cosas que definían a los mediapuntas, un puesto que hoy ha desaparecido.

Lo digo como aficionado del Valencia: aquí lo que ha encajado más ha sido un ataque directo. Ahora en todas partes se demanda más la intensidad y la activación rápida. Puedes tocarla y también puedes arrollar al rival. El Barcelona de Guardiola era eso.

P. ¿El gol debe ser un requisito de los centrocampistas? ¿Cree que es justo que a Pedri se le exijan goles?

R. Pedri es un crack. Jugamos en un mismo espacio del campo pero no tenemos muchos parecidos, aparte del recorrido. Cuando Pedri recibe el balón de espaldas rodeado de contrarios siempre sabe adónde está el espacio para salir. Eso es muy complicado y Pedri lo tiene de base. Yo soy un mediocentro más de cabalgar, de llegar. Pedri es más de asociación, de último pase, de buscar los extremos, y no tanto de llegar al área. Él dijo una vez que el gol hay que creérselo. Hay algo de eso. Decir: “voy a llegar al área a hacer daño, no por hacer sombra”. Pero cuidado: ¿cuántos centrocampistas hay ahora mismo que corran, defiendan, organicen y además hagan 15 goles por temporada? Quizás no exista.

P. Ha heredado el rol de Dani Parejo como primer lanzador a balón parado. ¿Eso qué supone para usted?

R. Siempre lancé faltas y penaltis en la cantera y ahora que no está Dani me ha vuelto a tocar a mí. Él tiene un golpeo de falta que sube y baja muy rápido. Yo en los córners y en las faltas laterales intento darle ese efecto porque así el defensa tiene menos posibilidades. Si tiras un balón más plano para un defensa es más fácil. Si sube mucho y baja, igual le pasa dos metros por encima y cae en la zona de peligro.

P. ¿Ser valenciano y de la cantera es una ventaja o es una presión añadida?

R. Han pasado cuatro años desde que me establecí en el primer equipo y cada vez tengo más peso en la plantilla y en el club. La gente se identifica con los que somos de la casa y ahora mismo soy el tercer capitán. Tengo mucha más responsabilidad. Cada año la gente quiere ver cosas diferentes y mejores. En el fútbol el pasado nunca se ha valorado mucho. Lo más importante es el presente. Ser valenciano y ser de aquí me ayuda en muchísimas cosas, hace que me sienta identificado, hace que comprenda que esa gente que está ahí detrás viéndonos cada partido se está gastando muchísimo dinero. Eso es una responsabilidad que nos obliga a darlo todo. La afición me ha ayudado mucho y eso es una presión porque me obliga a estar siempre con los dientes afilados. Siento que no puedo errar.

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