Dalí vive su verano más surrealista

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Desde hace 20 años en el castillo de Púbol, que Dalí compró a Gala para su retiro en la localidad de La Pera (Baix Empordà), pueden verse las exposiciones de pequeño formato de la Fundación Gala-Salvador Dalí. El 14 de marzo estaba previsto inaugurar la última dedicada a la relación entre la pareja y el diseñador Cristian Dior. Pero las medidas adoptadas ese mismo día para evitar el avance de la covid-19 impidieron su inauguración. Y así permanece, cerrada y esperando, como el resto de los edificios del triángulo daliniano, junto a la casa de Portlligat y el Teatre Museu de Figueras, su reapertura.MUSEOS ANTE EL CORONAVIRUSEl Gobierno decretó, dentro de la fase 1 de desconfinamiento, que los museos podían abrir el 11 de mayo, pero los amantes de Dalí y su mundo tendrán que esperar unos días más. “No abriremos el 11 ni en todo mayo. El comité de crisis que se creó tras el cierre baraja varias posibilidades, pero siempre a partir de junio. Estamos analizando las medidas de higiene, seguridad y distanciamiento; la venta mayoritaria de entradas por internet y el pago electrónico, y estudiando, en el caso del Teatre Museu, cómo pautar el recorrido, creando un itinerario para controlar el distanciamiento entre personas y así aplicar la reducción de aforos en un tercio. Y aunque tenemos experiencia en la gestión de colas, ya que recibimos más de un millón de visitantes en los tres centros, no es fácil”, explica Montse Aguer i Teixidor (Figueres, 1963), directora de los Museos Dalí desde 2015, ante la situación que se ha creado estos dos meses.“Estamos en contacto con el sector, pero este museo tiene sus peculiaridades: es privado, de pequeñas dimensiones, pero por su flujo de visitantes es equivalente a un gran museo. Es un caso singular”, remarca Aguer, que también dirige el Centro de Estudios Dalinianos. Tampoco se sabe si abrirán los tres centros a la vez o se escalonará.La Fundación Dalí ha contado, hasta ahora, con unos ingresos anuales que rondan los 15 millones de euros, obtenidos, sobre todo, por la venta de entradas a los visitantes, alrededor de un 80% extranjeros, frente al 12% de catalán y un 10% del resto de España. Algo que, ahora, cambiará: “Turistas habrá pocos. Siempre hemos incidido en el visitante local, pero ahora lo haremos más porque es el que tiene más posibilidades de visitarnos; también el francés, mayoritario en nuestros centros, sobre todo del sur de este país. Es un tiempo de planteamientos de nuevas estrategias; de encontrar nuestro nuevo lugar en el mundo. Por ahora, en los museos, en el mundo, la incertidumbre no permite hacer muchas planificaciones”.Aguer considera que este cambio de paradigma puede ser positivo: “Ahora tenemos tiempo para reflexionar y estar en contacto con otros museos y dialogar entre nosotros. La reducción de visitantes prevista permitirá tener una relación más individual con la obra; poder estar más tiempo y más cerca”. Y con respecto a sus museos: “Podrá hacer más incidencia en la investigación y en las nuevas lecturas que un personaje tan poliédrico como Dalí, que va de la ciencia hasta la publicidad, permite. Entraremos en una nueva museología en la que el servicio a la comunidad tendrá más peso, en la que se valorará más al visitante y tendremos más tiempo para cuidarle”.También cree que la percepción de los museos cambiará: “La mirada del visitante será distinta y la del personal del museo también porque no somos los mismos que hace dos meses. Este cambio afectará a nuestra manera de relacionarnos con el museo, que seguro que se traducirá en un mayor silencio y reflexión”.La falta de recursos a corto término llevará a un cambio de estrategia: “La fundación hacia una buena gestión, pero hay que adaptarse a los nuevos tiempos que han llegado de forma rápida y drástica. Por eso, pediremos colaboración por primera vez a las administraciones que forman parte de nuestro patronato: Ministerio, Generalitat y los ayuntamientos de Figueres y Cadaqués, para que se impliquen económicamente y los museos puedan seguir funcionando”. También se busca la esponsorización de entidades para poder llevar a cabo actividades y exposiciones. “Esta situación acelera algunas estrategias que se suelen cocinar a fuego lento y otras quedan latentes hasta nuevos tiempos”.Exposición estrella Como la exposición estrella de esta temporada que se inauguraba el 1 de noviembre y que tenía por protagonista a El Cristo de Portlligat; una obra adquirida en 1952 por el Ayuntamiento de Glasgow y que nunca ha regresado a España desde entonces. “Se aplaza hasta nueva fecha; posiblemente en 2021. Estamos en conversaciones con Glasgow y no creo que haya problemas porque todos estamos más receptivos para aceptar los cambios que vienen impuestos”. Para sustituirla, asegura Aguer, “se trabaja en una nueva a partir de fondos propios; sera muy interesante”, sin dar más detalles.En el caso de la exposición de Púbol, Aguer asegura que se prorrogará hasta 2021 y con respecto a las grandes retrospectivas, como las de Mónaco y Moscú, que tanta difusión exterior dan a Dalí, cree que, pese a todo, se mantendrán: “Estamos viendo si se mantiene la prevista para 2021 y seguimos trabajando en otras de 2023 y 2024”.Coincidiendo con el confinamiento el Teatre Museu estrenó nueva visita virtual que ha llevado a la página web del centro a registrar un récord de visitas. De todas formas, Aguer considera que “lo presencial, el poder estar en contacto directo con la obra es fundamental y tiene un potencial que no tiene lo digital y que ambas deben llegar a retroalimentarse”.Dalí y Gala llevaban en Portlligat una especie de confinamiento voluntario, pintando, leyendo y navegando en las calas de alrededor. “Creo que ahora llevarían esta situación como muchos artistas. Dalí pintando en su taller, pensando y escribiendo, sin sus viajes a Nueva York ni París y, con seguridad, con mucho interés por la ciencia. Seguro que querría tener un gran conocimiento de la pandemia a nivel científico y visual”.ERTE para toda la plantillaTras el cierre al público de los tres centros, no se pensó que fuera necesario adoptar medidas de tipo laboral, pero, con el paso de los días la Fundación ha acabado presentando un ERTE. “Es una situación dolorosa y complicada. Afecta al 100% de la plantilla, directivos incluidos, un centenar de personas, por razones de fuerza mayor que entró en vigor, con carácter retroactivo desde el 14 de marzo”, explica Montse Aguer, que asegura que la voluntad de la Fundación es que no peligren los puestos de trabajo y que el ERTE termine con el fin del estado de alarma.


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