Del infierno a Europa

El pasado viernes se cumplieron 20 años del día que acepté ser Director Deportivo de un Atlético de Madrid intervenido judicialmente y en puestos de descenso a 2ºB. Dos décadas después peleamos de tú a tú con todos los grandes tiburones del continente. ¡Cómo han cambiado los tiempos!

Este fin de semana he reflexionado sobre aquel periodo en la dirección deportiva. Me he planteado si me arrepiento de algo o si en retrospectiva cambiaría alguna cosa. La verdad es que volvería a tomar todas las grandes decisiones. Empezando por aceptar el cargo. Muchos recordareis que se especulaba con la disolución del equipo, como ocurrió años después con el Glasgow Rangers. ¿Os imagináis que algo así ocurriese?¿Que el Atlético dejase de existir de un día para otro? Por amor al club no tenía otra opción que intentar ayudarlo.

Las condiciones que le puse a Jesús Gil fueron claras: si quería que dirigiese el equipo, él tendría prohibido tanto bajar al vestuario como hablar con la prensa, por lo menos hasta que subiésemos a Primera. El partido anterior a mi incorporación el Atleti había perdido con el Universidad Las Palmas y él dijo aquella frase célebre “¡No hay avión para nadie, que los jugadores vuelvan a Madrid nadando!”. Tenía que evitar más tensiones de ese tipo, sino la tarea sería imposible. Inicialmente me mandó a la m***** pero fui firme, no le quedó otra que aceptar mis condiciones. Sorprendentemente lo cumplió.

Para los fichajes no había dinero, hasta la última peseta estaba auditada, así que nos obligó a reinventarnos con un recórd de cesiones y pago a plazos. Ya os conté hace unos meses que hasta se barajaron los crowdfundings para financiar fichajes. No tengo la menor duda que volvería a repetir la columna vertebral de aquel equipo que logró el ascenso. Empezando por mi primer gran fichaje, el Mono Burgos. Auténtico porterazo de la Selección de argentina. García Calvo en la defensa, Movilla en la medular, Diego Alonso en el ataque. A la que sumé el especialista a balón parado, Stankovic, algo vital en la categoría de plata. Fue determinante.

Por supuesto el mejor fichaje fue Luis Aragonés para el banquillo. Muchas veces me han preguntado cómo fue pasar de ser jugador suyo a convertirme en su jefe. La verdad es que nunca me sentí su superior, éramos un equipo los dos. No teníamos margen para equivocarnos con las contrataciones, lo consensuamos todo. La única duda que tuvimos fue el fichaje de Javi Guerrero. No nos quedó otra que ser creativos: ficharle, que Luis lo probase un mes, y si no le encajaba venderlo de nuevo. Algo que acabó ocurriendo y que fue inaudito en su tiempo. Insisto: no nos quedaba otra. No había margen, ni de tiempo ni de dinero, para fallar.

Por el camino aposté por un chaval con cara de Niño que acabó convirtiéndose en Leyenda. Como anécdota, recuerdo un trabajo de tecnificación muy específico que hicimos con él, sobre cómo mejorar la recepción del balón de espaldas. En vez de intentar controlar con el interior, que no era su fuerte en la época, le ponía de ejemplo a Christian Vieri, que en esas mismas recepciones de espaldas controlaba el balón con la planta del pie. Mejoró muchísimo. ¡Qué os voy a contar del carácter competitivo de una Leyenda que lo acabó ganando todo!

Ya en primera fue importantísimo el papel del AC Milan para ayudar al equipo a consolidarse en la máxima categoría. Empezando por mi antiguo compañero Albertini, al que estaré siempre agradecido, líder dentro y fuera del campo. Recuerdo muy bien la cara de tranquilidad de Luis cuando el Metrónomo nos confirmó su fichaje. A él se unirían los rossoneri Coloccini, Cosmin Contra, José Mari y Javi Moreno, que el año anterior había enamorado al mundo con aquel histórico sub-campeonato de UEFA con el Alavés. Ese año también fiché a Emerson, Sergi Barjuan y Luis García. Como anécdota, 8 años después me encontré con Adriano Galliani en Milán y me dijo “Paulo todavía nos están pagando a plazos lo de 2002”.

Acabé por salir del club por discusiones con Gil en marzo de 2003 con el equipo en puestos de UEFA. Si no hubiese discutido con él tal vez todavía estaría en el club, quién sabe. Para eso tendría que haber tragado muchas cosas con él y todos sabéis que no soy así.

Me fui con los deberes hechos: de puestos de 2ºB a puestos de competiciones europeas.

Del infierno a Europa. En la salud y en la enfermedad: ¡Aupa Atleti siempre!


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