El Banco de España pide aumentar drásticamente el rastreo para evitar el coste económico de otro confinamiento

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, en una comparecencia en el Congreso.
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, en una comparecencia en el Congreso.Efe

El Banco de España pide reforzar los rastreos para evitar el brutal golpe que otro confinamiento supondría para la economía. “A la luz de los costes socioeconómicos de las medidas de contención a corto plazo, sería recomendable aumentar de forma drástica la capacidad de detección y rastreo”, sostiene el organismo supervisor en un análisis por municipios sobre el efecto que tuvieron las medidas de reclusión en el empleo y en la contención de la pandemia.

Y añade que “la búsqueda exhaustiva de casos y el rastreo de sus interacciones sociales permitirían aislar los casos diagnosticados y sus contactos, lo que a su vez facilitaría la contención inmediata de eventuales focos locales”. En el fondo, el Banco de España señala que el confinamiento ha funcionado a la hora de contener el virus pero que es muy costoso en términos económicos. Y sugiere que para no tener que volver a otra reclusión sería mejor gastar el dinero en unos sistemas de rastreo en los que no se ha invertido lo suficiente.

También considera que podría ser efectivo proteger a los mayores y evitar su contacto con grupos de otras edades: “Una atención especial y la prevención de las interacciones con los grupos de población de edades avanzadas podría mitigar las consecuencias sanitarias de un eventual rebrote, lo que aliviaría la presión sobre el sistema sanitario y evitaría los costes económicos asociados a las medidas de confinamiento”.

En un análisis publicado este lunes, el supervisor concluye que aquellos municipios con más peso de las actividades no esenciales que se cerraron sufrieron mayores pérdidas de empleo. Pero también experimentaron una menor propagación de la covid-19. Es decir, cuanto más severa fue la restricción del movimiento, mejor funcionó el control del virus. Aunque al mismo tiempo esos lugares soportaron un daño económico sustancialmente mayor.

El Banco de España también observa una mayor incidencia del virus allá donde había una población más envejecida, temperaturas más frías, una densidad de población elevada o una mayor cercanía a la capital de provincia. La España vacía ha sufrido con menos virulencia la pandemia, sostiene. Y los municipios más perjudicados económicamente están en el sur de la península y en las islas. Allí fue donde más empresas echaron la persiana durante la Gran Reclusión. y donde desaparecieron más puestos de trabajo.

El estudio trata de ver el impacto del gran confinamiento de los primeros días de abril recopilando del directorio central del INE las estadísticas de empresas municipio por municipio. Entonces, entre el 29 de marzo y el 9 de abril, se paralizó toda la actividad considerada no esencial. Y estas medidas lograron detener la propagación del virus. Pero tuvieron un peaje muy duro en la afiliación a la Seguridad Social por poblaciones. En los meses de mayo, junio y julio el golpe al empleo siguió siendo significativo. Sin embargo, el organismo supervisor solo ha podido compilar datos suficientes sobre los contagios para el mes de abril. No existe información completa más allá, lo que supone una gran carencia si se pretende analizar en profundidad lo que ha estado sucediendo.

Entre el municipio en el que hubo un mayor grado de cierres empresariales y el que menos, la diferencia en pérdida de empleo es de unos 20 puntos. Y se reducen en dos los contagios por cada cien habitantes. O lo que es lo mismo: un punto de mayor cese de actividad iría acompañado de una reducción de 200 casos por millón de habitantes. En esos momentos, según los datos de abril que tiene el Banco de España, había unos 4,2 casos de coronavirus por cada 1.000 habitantes.

Para dar una noción del coste económico, estas relaciones toman los ejemplos más extremos: en algunas localidades pequeñas y eminentemente agrícolas no hubo afectación alguna, mientras que en otras también pequeñas se llegaron a cerrar todas las empresas. En estos últimos pueblos se habría perdido hasta un quinto del empleo. Sin embargo, la cifra agregada es muy distinta porque depende de la proporción que haya de sectores esenciales no afectados por el confinamiento. La relación que halla el Banco de España es básicamente cien a veinte: un municipio que cierra el total de empresas destruye un 20% de la ocupación. Si detiene un 50% de las empresas, el empleo perdido sería del 10%. En abril, la afiliación a la Seguridad Social cayó un 3,1% sin tener en cuenta los trabajadores en ERTE. Pero la cifra varía mucho dependiendo del lugar. En algunas poblaciones las pérdidas de empleo en el mes superaron el 6%. Y el porcentaje de empresas que cerró en los 8.091 municipios que cuentan con alguna fue del 21%.

Por otra parte, el Banco de España subraya una vez más que la elevada temporalidad ha supuesto una mayor destrucción de puestos de trabajo al enfrentarse a una coyuntura económica adversa: “Cabe destacar la significativa relación negativa entre la incidencia del empleo temporal en el municipio y la evolución de la afiliación. Este resultado implica que los empleados temporales absorben en mayor medida la destrucción de empleo como consecuencia de la dualidad del mercado laboral español”.


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