El rey de Marruecos tiende la mano a Argelia y obvia la crisis con España en su mensaje anual


En su mensaje anual con ocasión de la Fiesta del Trono, el rey de Marruecos, Mohamed VI, dedicó en la noche del sábado una parte más larga de lo habitual de su discurso a la política exterior, pero en ningún momento mencionó la crisis bilateral con España que se abrió el pasado mes de abril. Buena parte de su alocución, de unos veinte minutos, tuvo como objetivo tender la mano a su vecino oriental, Argelia, con el que Marruecos mantiene una relación de rivalidad desde sus respectivas independencias, hace casi seis décadas. Además, el monarca alauí habló de los esfuerzos por contener la pandemia de covid-19 y del proyecto para transformar el modelo de desarrollo económico del país magrebí.

Mohamed VI, que celebraba el 22 aniversario de su entronización, quiso enviar una “invitación sincera” a los “hermanos de Argelia, para actuar juntos y sin condiciones hacia el establecimiento de relaciones bilaterales basadas en la confianza, el diálogo y la buena vecindad”. Las palabras del rey llegan en un momento de alta tensión entre los dos países, sobre todo a causa del recrudecimiento del conflicto del Sáhara Occidental después de la ruptura a finales del año pasado del alto al fuego entre Marruecos y el Frente Polisario, estrecho aliado de Argel. Desde entonces, la prensa oficialista de ambos países ha elevado el tono de sus críticas al país vecino.

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Un asunto en el que puso un especial énfasis el monarca alauí es en la necesidad de reabrir las fronteras entre ambos países, cerradas por tierra desde el 1994. “Entre dos países vecinos y dos pueblos hermanos, el estado normal de las cosas, y esta es nuestra convicción íntima, es que las fronteras estén y permanezcan abiertas”, dijo el monarca, cuya voz transmitió en algunos momentos cansancio. Mohamed VI instó al presidente de Argelia, Abdelmayid Tebún, a tomar en cuenta su propuesta, y recordó que desde el año 2008 ya lanzó en diversas ocasiones un mensaje parecido a su antecesor, Abdelaziz Buteflika. El cierre de las fronteras, añadió, hace que “se malgasten las energías de nuestros países” y no solo “obstruye la comunicación entre los dos pueblos, sino que contribuye al cierre de las mentes”.

En cambio, Mohamed VI no se refirió a las relaciones con España, en crisis después de que el líder del Frente Polisario, Brahim Gali, ingresara en un hospital de Logroño el pasado abril sin que Madrid informara a las autoridades marroquíes. Rabat respondió en mayo relajando el control de la frontera con Ceuta, y en poco más de un día, miles de personas cruzaron de forma ilegal a la ciudad española. La única mención a España llegó después del discurso, cuando se informó del mismo a los jefes de Estado que habían enviado una felicitación al monarca marroquí, entre ellos, el rey Felipe VI. Se refirió a la “profunda amistad compartida” y a los “mejores deseos de salud y prosperidad” para el monarca alauí y el pueblo marroquí, según la agencia oficial Map. La prensa marroquí sí que ha acogido de forma positiva el nombramiento del nuevo ministro de Exteriores, José Manuel Albares, en lugar de Arancha González Laya, como una señal de la voluntad del Gobierno español de reconducir la crisis bilateral.

Mohamed VI tampoco hizo ningún comentario en el discurso sobre el escándalo por el presunto uso por parte de las autoridades marroquíes del programa israelí Pegasus para piratear los teléfonos de miles de personas; entre los posibles objetivos estaba presidente francés, Emmanuel Macron.

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Además de explicar las medidas adoptadas para relanzar la economía marroquí a través de un cambio en el modelo de desarrollo, el monarca abordó la situación sanitaria para agradecer su esfuerzo a los trabajadores de la salud y advertir de que “la pandemia no se ha acabado y la crisis continúa”. Mohamed VI destacó el acuerdo alcanzado con China para la producción de vacunas contra la covid-19 en territorio marroquí, un paso decisivo para lograr la “soberanía sanitaria”, considerada clave para la seguridad nacional.

Como es habitual con ocasión de la Fiesta del Trono, el monarca marroquí concedió el indulto a 1.446 personas, de las que 1.267 se hallaban encarceladas. Entre ellas, no figuró ningún preso conocido, como Nasser Zafzafi, uno de los líderes de la revuelta del Rif de hace cuatro años, ni tampoco periodistas como Omar Radi y Suleiman Raisuni, que han sido objeto de campañas de apoyo por parte de diversas organizaciones de derechos humanos internacionales.


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