En la escuela con mascarilla: la pandemia ha impactado en el desarrollo educativo, pero no hay evidencia científica de las causas

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Muchos profesionales de la enseñanza y la sanidad han constatado en los dos últimos años, desde que empezó la pandemia del coronavirus, un impacto en la infancia y, en muchos casos, retrasos en el lenguaje y el aprendizaje. Junto a la menor socialización, clave en las primeras etapas del aprendizaje, hay quienes señalan el uso de la mascarilla como uno de los factores decisivos en ese impacto. Pero establecer una relación es, hoy por hoy, muy discutible.

No existe evidencia científica todavía de que las mascarillas hayan afectado al desarrollo emocional o al lenguaje de los niños. Así lo constatan varias instituciones, como el Consejo General de Colegios de Logopedas (CGCL) de España o los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos. Reconocen también que existe una “limitada información disponible al respecto”. En otras palabras: no hay estudios serios que afirmen sin lugar a dudas que se producen estas mermas.

La decena de docentes y directores de colegios consultados por este periódico están divididos a partes iguales entre quienes no creen que la mascarilla haya tenido un impacto en el progreso de los niños y quienes piensan que sí. Olga Catasús, presidenta de la asociación de directores de Murcia, figura en este último grupo. “En primero y segundo de primaria, que son los que han hecho los últimos cursos de infantil en estos años de pandemia, se nota cierto retraso en lectoescritura. Aunque en infantil la mascarilla no es obligatoria, hay niños que la llevan. Y a las maestras, con las FFP2 no les ven la boca ni el sonido se percibe igual”.

Coincide Jorge Delgado, director de un colegio en Sevilla y presidente de la asociación de directores de centros públicos andaluces. “En los primeros cursos de primaria, nos ha costado más corregir las dificultades del lenguaje y, en general, tenemos más alumnos con problemas de lectoescritura. Los niños pequeños aprenden imitando los movimientos de la boca de sus maestros, y lamentablemente llevamos dos años en los que no han podido verlos”.

Desde que comenzó la pandemia, los menores han perdido meses de clase y sociabilidad, lo que en las primeras etapas de la infancia puede suponer un importante porcentaje de la vida. “Son niños”, dice Graciela Romero, docente y directora de una escuela infantil de Marbella, “que no han ido tanto a los parques y se han relacionado menos con otros niños porque sus padres se han sentido más inseguros. Quizá no haya sido la mascarilla, pero la pandemia ha influido en su desarrollo en general”.

Sita Pastor, del servicio de Logopedia del Hospital HM Nens, explica que la presión social para poder comunicarse es uno de los principales motores en el desarrollo del habla. “Los niños han visto mermada su socialización y, por tanto, también ha disminuido esa presión. Eso puede explicar que en nuestras consultas hayamos visto un incremento de aproximadamente un 20% de primeras citas por problemas en el desarrollo del habla de los niños”, explica. Pastor deja claro que no hay pruebas de que las mascarillas hayan contribuido, aunque no descarta que en el futuro puedan surgir indicios al respecto.

El CGCL también insiste en diferenciar los efectos que pueda ejercer el uso de mascarilla en los niños de los efectos de la situación social derivada de la pandemia: “Por ejemplo, en la red de centros de atención temprana, debido a los colapsos se han producido retrasos en la asistencia logopédica en niños candidatos a recibir tratamiento. Esto puede hacer que algunos acaben arrastrando y acumulando dificultades durante un tiempo crucial para la intervención. En muchos casos, la precocidad de la detección y el inicio del tratamiento son fundamentales”.

Los logopedas añaden que escuchar a alguien con mascarilla es “mucho más fatigante” porque la percepción (y esto se sabe desde hace muchos años) es multimodal. “Cuando alguien nos habla, nos fijamos en lo que viene por vía auditiva, pero también nos fijamos mucho en los labios. Si una de estas dos modalidades se anula, tenemos que hacer un esfuerzo extra para comprender lo que nos dicen, especialmente si el entorno es ruidoso. Así que no sería extraño que algunos niños desconecten más a menudo cuando se les habla en clase. La situación es especialmente delicada cuando el niño tiene déficit auditivo. La barrera de comunicación es mucho más grande en estos casos”, señala en un comunicado el CGCL.

La impresión de muchos docentes es que la mascarilla ha perjudicado sobre todo al alumnado que ya partía con dificultades. Y que el impacto ha sido mayor en el aprendizaje de lenguas extranjeras. Lo explica Milu Dakshy, que enseña inglés en un colegio de Valladolid: “Los chicos dependen mucho del tono que utilizas, que con la mascarilla no suena igual. Y muchas veces eres tú la que no los oyes bien o no sabes quién te habla. Va todo muchísimo más lento”, afirma.

Otros docentes aseguran, en cambio, que no han notado diferencias en la evolución del alumnado atribuibles a la mascarilla, como Noel Manzanares, directora de un colegio en L’Alcora (Castellón), o Fran Lires, presidente de los directores de colegios de primaria de Galicia. Tampoco Sara Jiménez, directora de un Colegio Rural Agrupado de Teruel formado por cuatro pequeños centros, de otros tantos municipios, a cada uno de los cuales acuden de 20 a 30 niños de 3 a 11 años. Lo que preocupa a Jiménez es que durante dos años la pandemia ha impedido juntar a los chavales de los cuatro centros. No han realizado, por tanto, las actividades conjuntas que antes hacían con regularidad, poniéndolos en contacto con otros chavales de su edad y estableciendo unos vínculos que después les facilitaban el aterrizaje en el instituto.

“Más que el uso de la mascarilla”, afirma por su parte Ana Rascón, directora de un colegio público de Pamplona, “el mayor problema es que con tantos confinamientos los alumnos no han tenido una escolarización normal y continua y eso ha provocado un cierto desfase curricular”.

Reticencia de los responsables educativos

La Asociación Española de Pediatría planteó en febrero un gran cambio en los protocolos de prevención escolares para “devolver a los niños una experiencia educativa normalizada y sin disrupciones”. Una de las medidas que planteaba la asociación, eliminar las cuarentenas de los contactos estrechos, fue aprobada poco después (para toda la población). La otra, retirar la obligación de utilizar las mascarillas en las aulas empezando por los más pequeños, no ha sido de momento aceptada.

La idea no convenció a los responsables sanitarios ni a la mayoría de los educativos, partidarios en todo caso de que la supresión se adoptara para todos los ciudadanos o, al menos, que se eximiera a los niños de usar la mascarilla en todos los ámbitos, no solo en el escolar. Un responsable autonómico admite que todo lo que ha sucedido en el terreno educativo desde que empezó la pandemia, incluidas probablemente las mascarillas, ha tenido un impacto educativo. Pero defiendeque el beneficio académico de retirarlas un poco antes en la escuela que en el conjunto de la sociedad (presumiendo que su fin en interiores está en cualquier caso próximo) no era lo bastante importante como para pedir a los docentes que aceptaran que la escuela iba a ser utilizada como laboratorio de pruebas.

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