En nombre de Aitor Zabaleta

Casi como hace tres años en Balaídos, con la misma angustia que provoca ver como el premio al gran trabajo de toda una temporada se te escurre como el agua entre los dedos, la Real se clasificó para la Europa
League por segunda vez en cuatro campañas cuando el campeonato expiraba ayer en el Metropolitano. Con una sensación de desasosiego mayor, ya que desde que la Real encajó el gol de Koke y Soldado marcó en Granada a la media hora de juego el equipo realista estuvo casi una hora fuera de puestos europeos, un gol de Adnan
Januzaj a nueve minutos para que concluyera la temporada clasificó a la Real Sociedad en sexta posición, otorgándole el pasaporte para Europa. No tendrá que jugar previas europeas. Será la decimosexta ocasión en la que el club txuri urdin esté presente en competiciones continentales en su historia.

El logrado ayer en Madrid es un éxito de autor. Aunque de salida el empate les valía a ambos equipos y la Real gestionó el partido con esa ventaja, sin buscar un ataque desesperado que favoreciese la respuesta atlética, los casi 60 minutos que tuvo que jugar en busca de ese empate que no arruinara su temporada fueron un relato, in crescendo, de lo que ha sido el ADN de este equipo en estos últimos doce meses de ensueño. Valentía, verticalidad y descaro. Es posible que por eso el destino le tuviera reservado a Adnan
Januzaj, un jugador que casi nunca ha estado a la altura de las expectativas en sus tres años como realista, el papel de héroe. Encarna a la perfección esas características. Ya antes del parón estaba siendo el mejor del equipo y tiró del carro en los peores momentos del post-confinamiento hasta que se lesionó pero ayer llegó a tiempo de rescatar a su equipo y hacerse con un hueco por derecho propio en la historia del club.

Reacción a lo grande

Esta Real, que por momentos ha sido el mejor equipo de la Liga, ha reaccionado a lo grande, con la autoestima que sólo tienen los elegidos. Lo hizo ayer en el Metropolitano pero sobre todo lo ha hecho en los seis últimos partidos tras el parón. Después de tocar fondo en Getafe tras el enésimo atropello arbitral, acumulando cuatro derrotas consecutivas, la Real ha sumado nueve de los últimos 18 puntos en juego, cinco de ellos ante tres de los cinco primeros clasificados (Villarreal,Sevilla y Atlético de Madrid) y cediendo únicamente ante un Granada frente al que le volvieron a perjudicar los árbitros. La Real se ha rebelado contra el destino que le abocaba a quedarse fuera de Europa y con un final de campeonato pleno de personalidad y autoridad, ha sacado fuerzas de flaqueza para reivindicar su lugar en esta Liga.

El campo del Atlético de Madrid, aunque ahora sea el Metropolitano, nunca será un destino agradable para la Real. Allí asesinaron a uno de los nuestros y eso es algo que llevaremos tatuado en nuestra piel, por desgracia, para siempre. Desde ayer, sin embargo, el estadio colchonero ofrece en adelante un motivo para mirarlo con algo más de complicidad. Será el campo en el que la Real de Imanol
Alguacil rubricó una temporada histórica con el sexto puesto y la clasificación para la final de Copa. En nombre de Aitor
Zabaleta.

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