Ennio Vivaldi: “No hay riesgo de fractura social en Chile”

Ennio Vivaldi: “No hay riesgo de fractura social en Chile”


Ennio Vivaldi (Concepción, 71 años), rector de la Universidad de Chile, quiere transmitir un mensaje de tranquilidad ante la segunda vuelta de las elecciones presidenciales chilenas del día 19, en las que se enfrentan el ultraconservador José Antonio Kast y el izquierdista Gabriel Boric. En medio de la polarización, este médico especialista en trastornos del sueño, que hace gala de un gran sentido del humor y que está obligado a la neutralidad por su cargo público, asegura que “en Chile no habrá fractura social” durante una entrevista celebrada en un céntrico hotel de Madrid.

Pregunta. ¿Por qué una nueva Constitución?

Respuesta. En Chile se dio un fenómeno totalmente inédito. Un grupo muy fanatizado de profesores que seguían ciegamente la escuela económica de Chicago convencieron a un dictador para poner en práctica sus planes y los militares obedecieron esas órdenes. Instalaron ideas insólitas como que la educación pública tenía que ser, por definición, inferior en calidad a la privada porque si no nadie pagaría por una educación mejor. Con la dictadura, Chile no solo liberalizó la economía, sino que se transformó en un caso de sociedad neoliberal extrema, en una apología del neoliberalismo. De eso partimos y así en el sistema de pensiones, en la salud, en todo. De ahí vino el estallido social y la necesidad de reemplazar un modelo de sociedad con una nueva Constitución, en la que en referéndum el 80% votó en contra de un modelo de sociedad basado en los Chicago boys.

P. ¿Cuál es su lectura de los resultados de la primera vuelta electoral?

R. Que era algo previsible. En Chile hubo un desacoplamiento entre la política y la sociedad. El segundo Gobierno de Michelle Bachelet fue capaz de darle educación universitaria gratuita al 60% con menos recursos y nadie agradeció no capitalizar eso electoralmente… Es muy interesante que esta primera vuelta haya dejado fuera a los dos conglomerados [el centroizquierda y el centroderecha], que han participado en la construcción del país en los últimos 30 años. También lo es que pretenda proyectarse una derecha que parecía que no iba a tener continuidad. Más aún, cabe preguntarse si han cambiado los planteamientos de la derecha actual respecto a los que tenía hace 40 años y hacer la misma comparación para la izquierda.

P. El centro político ha desaparecido…

R. Sí, pero si esos grupos de centro, que son herederos del trabajo que se ha hecho durante muchos años en Chile, apoyan [en la segunda vuelta] a uno de los candidatos, y la ciudadanía percibe que ese apoyo condiciona el resultado de la elección, entonces ese hecho no podrá ser posteriormente ignorado.

P. ¿Hay un riesgo de fractura social en Chile?

R. No, pienso que no. Nadie querría ser Casandra.

P. ¿La segunda vuelta podría poner en peligro la Constituyente?

R. No creo. Desde luego, uno tendría que suponer que sea cual sea el Gobierno que sea elegido, cuyo presidente será además el patrono de la Universidad, podría haber una mejor o peor relación entre la Comisión Constitucional y el Gobierno, pero uno debería esperar que ambas partes sean lo suficientemente inteligentes para evitar que eso ocurra.

P. ¿Qué papel juega la Universidad de Chile en la nueva Constitución?

R. Hubo un vacío administrativo, la Comisión Constitucional recurrió a la Universidad de Chile y, dada nuestra condición de universidad pública, nosotros decidimos ofrecer nuestras dependencias. La Universidad nunca va a jugar un rol ni remotamente asociado a una cierta arrogancia, a una suerte de espíritu pedagógico, sino que se entiende que la autoridad es la Convención Constitucional y todos debemos estar al servicio de ella. Entre los muchos temas que se discuten, hay algunos que sorprenden porque se arrastran desde hace mucho tiempo y que por fin pareciera que el país quiere abordar. Cito tres: la igualdad de derechos de la mujer, el reconocimiento de los pueblos originarios y la descentralización de Chile.

P. Las universidades figuran entre las instituciones más apreciadas en Chile según los sondeos y usted aparece como la segunda figura pública más valorada, según la encuesta Cadem, ¿qué le gustaría dejar como legado?

R. Uno, que quedara instalado el tema de una universidad con mucho más sentido de trabajo conjunto, menos parcelada en sus disciplinas y otro, como presidente de las universidades estatales, reconstruir el clima de solidaridad entre ellas que remplace a esa absurda idea de que las universidades son mejores cuando compiten. Un logro indisolublemente ligado al tema de reconstruir el espacio público, de revalorizar aquello que nos pertenece a todos en contraposición a la idea de que lo natural es que cada cual defienda su propio interés.

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