Erik Spoelstra y su ejército de jugadores no drafteados para asaltar la NBA

Erik Spoelstra y su ejército de jugadores no drafteados para asaltar la NBA

Erik Spoelstra aterrizó en Miami en 1995. Eran tiempos tumultuosos para los Heat, con muchos cambios de personal y sin un objetivo claro para la franquicia. Venía de la segunda división alemana, pero eso no pareció importarle a Dave Wohl, entonces General Manager, que le ofreció un puesto como coordinador de vídeo del equipo. Su contrato no debía durar más allá de aquel verano, pero una serie de circunstancias le permitieron seguir en su puesto.

Dos años más tarde logró su primer ascenso, entrando a formar parte del cuerpo técnico de asistentes de Miami. Dos años más y ya se había convertido en el director de scouting de la franquicia. Su ética de trabajo y dedicación lo hicieron posible. ¿Y por qué ojeador? Porque su habilidad para identificar el talento más allá de lo normal había sorprendido a todos sus compañeros.

Casi veinticinco años más tarde Spoelstra ha llevado a Miami Heat a dos anillos de campeón (y otro más como asistente), seis Finales de la NBA y es considerado de forma casi unánime como uno de los mejores entrenadores de la historia de la liga. Su obra podría completarse este próximo mes, con otro título más para terminar de consagrar al técnico como uno de los más grandes de siempre.

Los Heat estuvieron al borde del barranco. Su temporada pendía de un hilo cuando, a falta de dos minutos, la puerta de los playoffs se estaba cerrando. Después llegarían los Bucks, favoritos al título, los Knicks e incluso los Celtics. Todos ellos apeados de su sueño de anillo por Spoelstra y los suyos. ¿Y quiénes son estos? Nombres otrora desconocidos para el gran público, jugadores que no tuvieron su gran noche durante la ceremonia del Draft, pero a los que Spo ha convertido en candidatos a todo.

Gabe Vincent, de los Gauchos a las Finales

El portal especializado en promesas universitarias y jugadores de futuro NBADraft.net apenas ofrecía información sobre Gabe Vincent en sus páginas en 2018. Pese a ello, este base californiano decidió presentar su nombre tras acabar su ciclo de college en los UC Santa Barbara Gauchos. 12,8 puntos por partido en una universidad sin mucho renombre no era su mejor carta de presentación, pero lo intentó igualmente.

Gabe Vincent se levanta para anotar en un Heat-Celtics

Michael Laughlin / LaPresse

Nadie apostó por él aquella noche. Sesenta nombres pronunciaron desde el escenario y ninguno fue el suyo. Los Kings le dieron una oportunidad en otoño, pero no llegó a debutar con la franquicia y pasó a formar parte de su filial de la G-League. Su primer contrato de verdad llegó en enero de 2020 cuando Spoelstra y su equipo decidieron firmarle un two-way, el acuerdo para que pudiera alternar la NBA y la liga de desarrollo.

Apenas disputó nueve encuentros con los Heat aquel año, pero el primer paso ya lo había dado. Fue galardonado con el premio al jugador más mejorado en la G-League y otro contrato con Miami, esta vez en firme, para formar parte del equipo de cara a la temporada 2021-2022. “Todo el equipo se siente cómodo con el nuevo papel de Gabe. Se lo ha merecido por todo su trabajo y estamos encantados de que nos pueda ayudar como lo está haciendo”, decía Spoelstra de su jugador hace algo más de un año; y aún faltaba lo mejor.

Desde entonces, Vincent no ha hecho más que crecer y estos playoffs han sido su consagración. 13.1 puntos por encuentro, disputando más de 31 minutos cada noche sobre el parqué. La lesión de Tyler Herro le metió de lleno en la rotación de Spoelstra y él respondió con números y entrega. El camino de Miami hasta las Finales no se entiende sin Gabe Vincent, un undrafted que quiere demostrar que 29 equipos se equivocaron aquella noche del Draft.

Max Strus, sorpresa tras ser cortado

El relato del bueno de Max Strus no difiere tanto del de su compañero Vincent. Otro guard sin apenas recorrido tras su periplo universitario y que no pudo celebrar como hubiera soñado en la noche del Draft de 2019. Su carrera colegial alternó a los Lewis Flyers (segunda división de la NCAA) y los DePaul Blue Demons, ciertamente dos destinos que no acaparan mucha atención nacional. Aterrizó en la NBA casi de casualidad y con 23 años, pero con las ideas muy claras.

Irónicamente los Boston Celtics fueron los primeros en darle una oportunidad. Un contrato para la liga de verano que le valió otro posterior para alternar el primer equipo y su filial, aunque… Una serie de acontecimientos acabaron con Strus cortado antes incluso del partido inaugural de la temporada. Seguro que nuestro protagonista tenía esto en mente durante las últimas semanas en esa eliminatoria agónica ante los Celtics.

“Como muchos de nuestros chicos, Max tiene las agallas y la perseverancia para salir adelante. Sus rutinas no cambian, su mentalidad es firme. Quiere triunfar y hará lo que haga falta para conseguirlo”, contaba Spoelstra de Strus tras su brillante actuación en el play-in ante los Chicago Bulls. Y es que el jugador llegó a Miami hace dos años y no ha parado de crecer desde entonces. Este curso ha disputado 80 encuentros, 33 de ellos como titular y dándole a los Heat ese punch que necesitaban cuando los partidos se atascaban

Su actuación en la fase final ha terminado de coronarle. 17 puntos de media en el play-in, casi 30 minutos por partido a lo largo de las cuatro eliminatorias y un desparpajo propio de algunos veteranos de la liga. Strus le ha dado la vuelta a su carrera y se ha consolidado como una de las piezas clave de este asalto al título de Miami. Por detrás de las estrellas siempre hay grandes gregarios, y Max es uno de ellos.

Caleb Martin, el estallido en el momento clave

Los nervios se apoderaron de Miami Heat y sus aficionados cuando vieron que la maquinaria de Boston se ponía en marcha. Nadie, jamás, había remontado un 3-0 en contra en una eliminatoria, pero los Celtics amenazaban con hacer historia. Todo había parecido tan sencillo para los de Spoelstra en el arranque de la serie, pero las tornas habían cambiado. Un séptimo partido disputado en Boston decidiría la suerte de la franquicia.

Caleb Martin se presentó al Draft de 2019 sabiendo que gran parte de sus opciones dependían de Cody, su hermano gemelo. A Cody siempre le fue mejor en el baloncesto. No era una superestrella, pero no le costaba destacar y siempre le hizo sombra a su hermano. No obstante, Caleb quiso probar su suerte también. Al igual que varios de sus actuales compañeros, él tampoco fue elegido en el Draft y tuvo que empezar a trabajar desde abajo.

Los Hornets decidieron firmar a ambos hermanos, que lograron un contrato multianual de forma bastante rápida. Sin embargo, Caleb alternó Charlotte con el filial de la liga de desarrollo durante todo el año. A final de temporada, la franquicia decidió cortarle. Fue entonces cuando Miami le dio su oportunidad. Enseguida dio muestra de su potencial y el equipo de desarrollo de los Heat se puso manos a la obra.

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Caleb Martin celebra un triple con los Miami Heat

CJ GUNTHER / EFE

“Es un tío increíble”, decía Spoelstra de él al inicio de estos Playoffs. “Tuvo una infancia muy dura, viviendo en caravanas y rodeado de armas y drogas, pero ver hasta dónde ha llegado es una muestra de su perseverancia y ganas de lograrlo”. Y así ha sido, sin lugar a dudas. Martin se convirtió en el héroe de los Heat en el partido más importante del año para la franquicia. 26 puntos, 10 rebotes y una exhibición sobre la cancha que sirvió para eliminar a Boston y sellar su billete a las Finales de la NBA. Su aportación fue tan importante que Caleb recibió cuatro de los nueve votos de la prensa de cara a entregar el MVP de las Finales de la Conferencia Este.

Duncan Robinson, renacido como el ave fénix

La historia de Duncan Robison quizás no sea de superación, pero sí de paciencia. Hace apenas dos años firmó el contrato más grande para un jugador no drafteado de la historia de la NBA. 90 millones de dólares a lo largo de cinco temporadas tras un año sensacional y por la que Miami decidió apostar por él. Sin embargo, su rol no hizo más que disminuir desde entonces.

Los Heat no paran nunca la maquinaria de desarrollo de jugadores. Cada año sacan una nueva promesa de sus entrañas y la convierten en estrella. Esto no ha ayudado a Robinson, que este año ha visto como sus minutos se reducían a la mitad de los que tenía cuando firmó su super-contrato. Apenas 42 partidos disputados, un rol muy secundario y tan solo la esperanza de poder disfrutar de nuevo de una oportunidad para demostrar su valor.

Y esa oportunidad llegó en los playoffs de este año. La lesión de Tyler Herro dejó a Miami huérfano de puntos. La apuesta por Vincent, Strus o Martin era clara, pero hacía falta algo más, alguien como Duncan. Así fue cómo Spoelstra le devolvió la confianza y los galones y cómo Robinson respondió con actuaciones a la altura de lo esperado. Listo para darlo todo por el equipo, el escolta le ha dado al equipo ese aire que le faltaba desde el perímetro.

Sin embargo, para Spoelstra y sus jugadores la narrativa de los undrafted ya ha caducado. “Es una fata de respeto, no quiero volver a escucharlo”, decía el técnico hace apenas unas semanas. “Estos tíos ya han demostrado quiénes son, como competidores y como ganadores”, zanjó.

Y a eso van ahora; nada más que una eliminatoria ante Denver Nuggets separa a Spoelstra y sus jugadores de hacer historia y ser el primer octavo clasificado en temporada regular que se lleva el anillo. Detrás de los Butler y los Adebayo, estos chicos se han ganado el derecho y la oportunidad de que crean en ellos.




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