Errejón suaviza su reticencia a la plataforma de Díaz

Yolanda Díaz, el día 4 en la sede del sindicato UGT en Madrid.
Yolanda Díaz, el día 4 en la sede del sindicato UGT en Madrid.RRF (Europa Press)

La lucha por la hegemonía del espacio político a la izquierda del PSOE acaba de empezar. La vicepresidenta del Gobierno Yolanda Díaz está inmersa en la acción gubernamental, pero en paralelo empieza a construir una alternativa política que pueda reconectar a la ciudadanía desencantada y aglutine a las fuerzas políticas a la izquierda de los socialistas. Las heridas siguen abiertas entre estas formaciones mientras la iniciativa de Díaz avanza de forma lenta y sin ruido. Entre los principales escollos, conciliar —y reconciliar, también— los intereses de Podemos (la organización más potente dentro de dicho espacio) con los de Íñigo Errejón, líder de Más País. El fundador de Podemos había subrayado hasta hace poco que su formación debía seguir haciendo “un camino propio”, pero ahora ha suavizado su posición y deja la puerta abierta a la plataforma. Algunas fuentes lo sitúan más cerca de Díaz.

Errejón dijo hace unos días en TVE: “Cuando llegue el momento de elecciones, hablaremos de elecciones”. En su discurso oficial hay, sin embargo, un giro de guion muy reciente. La relación entre ambos es “buena y fluida”, repiten en Más País. Y Errejón ya se definió a favor de Díaz en su disputa dentro de la coalición de Gobierno con el PSOE por la reforma laboral.

Esos primeros escarceos son la tónica con el resto de las corrientes que aspira a aglutinar Díaz, que busca trascender a los partidos a través de su liderazgo, como en su día hizo Pablo Iglesias con Podemos y sus círculos. La vicepresidenta maneja los tiempos y finalmente ha aplazado el lanzamiento oficial de un proceso de “escucha” con la sociedad civil, que podría llegar a principios del próximo año con una gira por distintas zonas del país. Siempre con la idea de que la consecución de la reforma laboral apuntalará su liderazgo. En su entorno afirman que esos planes no se acelerarán hasta haber superado esta primera prueba.

Yolanda Díaz es la más valorada entre los líderes políticos de España, según el CIS. Y aun así, su reto para consolidar un espacio alternativo de izquierdas es mayúsculo. EL PAÍS ha contactado con una docena de fuentes de dentro y fuera de dicho espectro confederal para dibujar las posibles alianzas de su plataforma. IU y el PCE son favorables e incluso presionan para acelerar la plataforma; el resto de las facciones tienen menos prisa, y basculan entre el apoyo sin fisuras de los comunes de Ada Colau y las dificultades que puede encontrar el proyecto en otros territorios como Andalucía, Galicia e incluso con Compromís. Díaz habla de “un proyecto de país para la próxima década” para el que dará voz a la gente, no a los partidos, y que aún aparece difuso en el horizonte. Todas las fuentes consultadas insisten en que la fase en la que se encuentra es aún “preliminar”.

“El proyecto ha de escribirse con buena letra”, insiste una fuente próxima a la vicepresidenta. Díaz ha tenido varios encontronazos con Podemos, pero cuenta con el respaldo de la dirección sobre los plazos de la plataforma. El partido que encabeza la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, explica que ninguna otra formación entiende mejor que la vicepresidenta quiera retrasar el anuncio: la presión aumentará a partir de ese momento. Las perspectivas electorales de Podemos, además, menguarían sin Yolanda Díaz, a quien el exvicepresidente Pablo Iglesias señaló como sucesora. El efecto Díaz, sin embargo, tampoco les hace despegar de momento en las encuestas: los politólogos apuntan que con la vicepresidenta el suelo de ese espacio político es más firme, si bien aún no se vislumbran subidas en la intención de voto. En parte porque las relaciones internas son complejas: la polémica por el anuncio de una querella contra la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, por la retirada del escaño a Alberto Rodríguez (condenado por golpear a un policía en una manifestación), una estrategia de la que Díaz se apartó, es el último ejemplo de las fricciones entre las distintas sensibilidades políticas del espacio.

En la cúpula del PCE, la visión al respecto es clara: “Es un objetivo compartido que solo haya una candidatura a la izquierda del PSOE en las próximas elecciones generales”. Y añaden que el hecho de que Yolanda Díaz hable con quienes en algún momento se fueron es “una buena noticia en el camino hacia la nueva unidad”. En Podemos las heridas siguen abiertas. El enfrentamiento de los fundadores Errejón e Iglesias rompió en dos a la organización. Tampoco el libro que ha publicado recientemente el líder de Más País, en el que rememora aquellos años, contribuye a pasar página. Mónica García, portavoz de Más Madrid —filial del partido de Errejón— en la Asamblea regional es precisamente otra de las figuras llamadas a tener protagonismo en este nuevo espacio. Algunas fuentes creen que García es mucho más proclive a la confluencia que Errejón. Otras destacan que Yolanda Díaz y la líder de Más Madrid se conocieron hace relativamente poco y que no hay ninguna oferta formal.

Las suspicacias han crecido estos días por la anunciada presencia de ambas, junto a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y la vicepresidenta valenciana, Mónica Oltra, en un acto organizado el próximo sábado en Valencia. Todas las partes en liza desvinculan este foro de una futura plataforma de izquierdas, pero la imagen de las cuatro junto a la política ceutí Fátima Hamed Hossain y sin dirigentes de Podemos despierta recelos y a la vez enorme interés. El partido de Ione Belarra resta importancia a ese encuentro. Fuentes de los comunes, la formación de Colau, afirman que el acto refleja dos cuestiones: “Hay otra forma de hacer política que están protagonizando mujeres. Y el espacio a la izquierda del PSOE es muy plural. Hay que entenderse”.

Sintonía

La sintonía entre Colau y Díaz es total. “A nadie se le escapa que hay nuevos liderazgos con los que nos sentimos representados y con capacidad de agregar a gente distinta”, dicen en el entorno de los comunes sobre la vicepresidenta. A la vez, precisan que la alianza con Podemos es “fuerte y clara”.

Oltra, la organizadora del acto del próximo sábado y líder de Iniciativa del Poble Valencià, partido integrado en Compromís, ha dado muestras de su complicidad con Díaz. Sus dos entornos niegan que se haya abordado una propuesta concreta. Y la confluencia también conlleva obstáculos: Oltra siempre ha sido partidaria de la unión con Podemos, pero otro de los líderes de su partido, Joan Baldoví, ya defendió en 2019 concurrir con Más País y esa opción acabó saliendo vencedora. “Compromís no puede tolerar perder autonomía frente a nadie”, señalan fuentes del partido. Algunos sectores sostienen además que en Valencia la única forma de revalidar resultados es presentar tres candidaturas separadas (PSOE, Compromís y Unides Podem). Y que la confluencia con Podemos “acabó mal”, por lo que ven complicada una unión antes de las próximas autonómicas.

El calendario electoral y los diversos intereses de cada formación decantarán el proyecto que Yolanda Díaz guarda, de momento, bajo siete llaves. Izquierda Unida es partidaria de concretar el nuevo espacio antes de las municipales y autonómicas previstas en 2023, según fuentes próximas a su líder, Alberto Garzón. Las elecciones andaluzas del próximo año serán la primera prueba de fuego. Los tiempos, cada vez más acuciantes, y las batallas internas que han fragmentado aún más el espacio en la izquierda complican la definición del proyecto. Pero Díaz genera filias incluso en Teresa Rodríguez, la líder de Adelante Andalucía expulsada del grupo parlamentario autonómico de Unidas Podemos, que se muestra “abierta al diálogo” siempre que le preguntan. La vicepresidenta opta, por ahora, por la discreción. Y por cocinar los acuerdos “a fuego lento”, sin interferencias.

Ir más allá de las siglas

La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, se resiste por el momento a confirmar si será cabeza de lista de su formación en las próximas elecciones generales, aunque pocos dudan ya de que finalmente dará ese paso. De sus conversaciones con colectivos profesionales, sindicatos y asociaciones del país saldrá una especie de boceto sobre la España del futuro, que la vicepresidenta imagina con el feminismo, el ecologismo y los jóvenes en el centro. Poco más se sabe. “No va de partidos. ¿Esto es difícil? Sí. Tengo un debate con mi propio padre”, confesaba Díaz en La Sexta la semana pasada. 
Para el analista político Pablo Simón, el principal obstáculo que presenta un proyecto de estas características que se plantea como una coalición preelectoral llegará, precisamente, por “los recelos de los partidos”. “Hay que repartir listas con organización e intereses muy dispares”. 
Lo que tiene entre manos la vicepresidenta es complejo, porque no se trata de sumar por sumar. Al rompecabezas le faltan aún muchas piezas. Una voz alejada de la política nacional plantea que la plataforma vaya más allá de las siglas, un debate aún incipiente, pero clave.


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