Estudios: las vacunas son menos eficaces contra la variante Ómicron

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Las vacunas y tratamientos con anticuerpos monoclonales son menos eficaces frente a Ómicron, según indica una de las cinco investigaciones que publica el jueves la revista Nature relativa a la nueva variante del COVID-19 que se extiende por todo el mundo.

La serie de investigaciones se centra en la eficacia de los anticuerpos monoclonales y de las vacunas, sobre las que algunos de los estudios sugieren que las dosis de refuerzo pueden mejorar la neutralización de Ómicron.

La variante Ómicron, que tiene más de 30 mutaciones en la proteína S, se espera que supere rápidamente al linaje Delta, que es el dominante en la actualidad, recuerda Nature.

Un estudio liderado por David Ho de la Universidad de Columbia concluye que las vacunas y tratamientos son “mucho menos eficaces” frente a Ómicron.

El equipo analizó la actividad neutralizadora de las cuatro principales vacunas (Pfizer-BioNTech, Moderna, Johnson & Johnson y AstraZeneca) con muestras de 54 personas que habían recibido las pautas completas, y 15 además dosis de refuerzo.

Los investigadores observaron “un descenso significativo de la eficacia frente a Ómicron en todos los tipos de vacunas”, incluso en las personas que habían pasado antes el COVID-19.

Sin embargo, los que se habían puesto dosis de refuerzo de Pfizer-BioNTech o Moderna registraron una menor disminución de la neutralización de los anticuerpos.

Otro de los estudios publicados por Nature y encabezado por el Instituto Pasteur de París analizó también la sensibilidad de Ómicron a los anticuerpos provocados por las vacunas o por la infección por COVID-19.

En el caso de los sueros de vacunados con Pfizer o AstraZeneca (16 y 18 personas) cinco meses después de recibir la segunda dosis “no se detectó actividad antiviral” contra Ómicron, señala Nature.

Sin embargo, en las muestras de suero de 20 individuos que habían recibido una tercera dosis de Pfizer vieron una disminución de seis veces en la neutralización de Ómicron.

El equipo encabezado por Olivier Schwartz del Instituto Pasteur hizo hincapié en que estos análisis iniciales se basan en un número relativamente bajo de sueros de personas previamente infectadas o vacunadas únicamente con Pfizer y AstraZeneca.

Sin embargo, se espera que 109 millones de personas viajen durante la próxima semana.

En todo caso, los resultados “sugieren” que las dosis de refuerzo de las vacunas “pueden mejorar la neutralización de esta variante”, señala el estudio citado por Nature.

La vacuna de Pfizer es el argumento principal de otro de los estudios, encabezado por el Instituto de Investigación Sanitaria de África (Sudáfrica) el cual indica que Ómicron escapa “de manera extensa pero incompleta” a ese preparado.

El estudio con muestras de plasma de 19 vacunados con dos dosis de Pfizer indica que se produjo “una reducción de 22 veces en la neutralización provocada” para la nueva variante en comparación con la original.

Sin embargo, las muestras de plasma de los participantes que antes de la vacunación habían pasado el COVID-19 “conservaban una neutralización residual de Ómicron” comparable a los niveles observados contra la cepa original en los que solo estaban vacunados.

La actividad de los anticuerpos provocados por las vacunas de Janssen, Sputnik y Sinopharm fue analizada por un equipo encabezado por científicos suizos con muestras tomadas entre siete y diez meses después de completar la pauta.

Los expertos indicaron que tras ese periodo de tiempo el plasma de esas personas tenía poca actividad neutralizante frente a Ómicron en comparación con la ancestral, aparecida en Wuhan, China.

Casi todos los estudios publicados el jueves por Nature analizan además el funcionamiento de los tratamientos con anticuerpos monoclonales, que se dirigen al virus y lo neutralizan reconociendo partes de éste, por ejemplo, la proteína S.

Las investigaciones coinciden en que todos pierden, en mayor o menor medida, eficacia ante Ómicron, y el estudio del Instituto Pasteur con nueve de ellos aprobados para uso clínico o en desarrollo sugiere que estos tratamientos “pueden necesitar una rápida adaptación a Ómicron”.


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