Florentino Fernández: “La gente en general no confía una mierda en mí, cosa que me encanta”


La comedia es una forma de vida para Florentino Fernández. “Yo sin risa no podría vivir, seguro”, confiesa a EL PAÍS por teléfono. Desde hace más de 20 años, el humorista, más conocido como Flo, es ya un habitual de la televisión, donde ha desplegado su característico humor como presentador, colaborador e invitado, en más de 30 programas. Sin embargo, había algo que aún se le resistía: competir frente a los fogones de MasterChef Celebrity. Pero en la quinta temporada del formato, Flo está demostrando que la combinación de cocina, imitaciones, humor y compañerismo no se le dan nada mal.

Hacía tiempo que Florentino Fernández, de 47 años, quería participar en el programa de TVE. Hace unos años se lo ofrecieron, pero los compromisos laborales le impidieron participar. Al humorista siempre le ha gustado cocinar. Libreta en mano, Flo ha ido aprendiendo primero de su abuela, luego de su madre y de su suegra. “Cómo eran capaces de generar esa magia para que los alimentos se transformaran y supieran ricos. Eso es algo que me llamó siempre la atención e iba tomando mis notas”, recuerda. Aunque, matiza, eso sirve para la vida, pero no para MasterChef. Por ahora, afirma que el secreto de su éxito radica en lo poco que los espectadores esperaban de él. “Está yendo bastante bien porque la gente en general no confía una mierda en mí, cosa que me encanta. Y así les voy sorprendiendo semana tras semana”, bromea sobre su capacidad culinaria.

Estos días asegura que sigue el programa desde su casa en Madrid junto a su mujer, Lidia de Fernández, y su hijo, Juan. “Me veo muy raro, muy extraño, porque estoy acostumbrado a saber las tonterías que voy a hacer, aunque al espectador le parezca que están generadas en el momento. Estoy acostumbrado a saber todo lo que se va a hacer”, explica. En el caso de MasterChef, no ocurre así. “No te dicen ni qué va a pasar, ni qué vas a cocinar ni nada de nada”. El formato es “totalmente espontáneo”, revela. “Esa es una de las ventajas, la libertad absoluta para hacer en cualquier momento lo que quiera”. Estas son algunas de las cosas que más le han atraído al cómico, que define su experiencia como “apasionante” y ahora se planta frente al televisor junto a su familia como un espectador más.

Lo de acabar en la pequeña pantalla era algo que Flo no tenía previsto. “Tampoco es que sea muy ambicioso en la vida, simplemente aspiro a ser feliz”, suelta con naturalidad. “Surgió sin más”, describe, cuando un compañero le animó a presentarse a un casting. Él trabajaba entonces como vigilante de seguridad, antes lo había hecho como conductor de autobús y, aunque no había puesto su mirada en la televisión, siempre quiso dedicarse a la comedia. Por eso acudió a las pruebas para el late night de Pepe Navarro Esta noche cruzamos el Mississippi. “Sé que si no me hubiera metido en televisión hubiera seguido dedicado a la comedia”, resalta. “Pero el hecho de poder hacer lo mismo y cobrar por ello, que forme parte de mi vida y sea mi profesión, para mí es un lujo por encima de todo”.

Un lujo que ha podido desempeñar programa tras programa. Y aunque en 2019 sus apariciones televisivas fueron puntuales, esta nueva temporada también se estrena como colaborador en el programa Late motiv de Andreu Buenafuente, a quien sustituyó el año pasado en una ocasión por la baja del presentador. “Esta profesión es un poco así. De repente tienes más oportunidades o menos de demostrar tu valía y tu talento. Al final simplemente es aprovechar los momentos que te vienen buenos”, reconoce. Momentos que el humorista siempre ha aprovechado de la mano de sus amigos.

En televisión junto a Dani Martínez o por los teatros con José Mota y Santiago Segura, Flo siempre ha sabido rodearse de amigos que lo han acompañado en sus aventuras profesionales. “Para mí son muy importantes, porque los amigos de verdad, los que están ahí siempre, hay pocos, y entre los pocos que hay se encuentran ellos”, asegura. “Es un honor tenerlos cerca siempre y que para cualquier cosa que pase pueda echar mano de ellos en cualquier momento. La amistad siempre está por encima de todo”, o casi todo. Antes está la familia, su gran apoyo.

“La familia es algo que tengo muy cercano a mí y la disfruto mucho”, reconoce quien se define como “muy casero”. Durante estos meses de confinamiento, aunque “la pandemia sin duda es un hecho muy triste para todos, porque nos separa de la gente a la que queremos”, admite que no le ha costado permanecer en casa con los suyos. “Siempre he estado en casa mucho, me gusta, tengo mucha imaginación, no me aburro en exceso y la verdad es que me lo paso bien”. El cómico, que asegura que lleva una vida muy tranquila, reconoce que para él es importante separar la vida profesional de la personal y mantener cierta intimidad con respecto a esta última.

A fuerza de verle en televisión el espectador lo percibe como alguien cercano y es normal que le paren por la calle. En esos momentos, Flo aún se tiene que recordar que es famoso. “Llevo una vida muy normal, voy al mercado, voy al supermercado, voy a hacer compras, voy a llevar a mi hijo al cole…”. Explica que una cosa es el personaje televisivo y otra la persona real y afirma que en esta vida los cómicos salen perdiendo: “Como en la otra cara somos algo mucho más histriónico, pues la comparación es muy mala. Parece que somos gente muy seria, pero no”. “A mí me pasa un poco eso, de hecho, mi hijo me ha dicho que no sabe cómo soy cómico con lo serio que soy”, dice divertido. Este último trimestre de año, —“a pesar de la pandemia y de toda esta mierda que nos tiene a todos asustados”— Flo admite que se siente “muy feliz”.


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