José Polo, sumiller de Atrio, sobre el robo de sus 45 botellas “joya”: “Difícilmente se pueden vender en el mercado”

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La noche del pasado martes, el restaurante cacereño Atrio, reconocido con dos estrellas Michelin, cerró sus puertas como cada día después de dar su último servicio. Sin embargo, a la mañana siguiente, el establecimiento dirigido por el chef Toño Pérez y su pareja, José Polo, había sido allanado. Alguien había entrado en su bodega —que alberga una de las mejores colecciones de vino de España— y había sustraído “45 joyas” de las más de 40.000 botellas que se almacenan en el sótano del dos estrellas Michelin. Lo confirma el propio Polo, copropietario y sumiller, quien durante 35 años ha construido una de las mejores bodegas de España. Entre las botellas robadas, una única, un Chateau d’Yquem de 1806 que en la carta tenía un precio de 150.000 euros, pero cuyo valor, asegura Polo, es “incalculable”.

Arriba, la botella original de Chateau d’Yquem de 1806, rota tras un incidente en su almacenaje en 2001. Abajo, el vino recuperado en otra botella que ha sido sustraído de la bodega y que contiene unas perlas en su interior a modo de relleno del vino que fue derramado.
Arriba, la botella original de Chateau d’Yquem de 1806, rota tras un incidente en su almacenaje en 2001. Abajo, el vino recuperado en otra botella que ha sido sustraído de la bodega y que contiene unas perlas en su interior a modo de relleno del vino que fue derramado. Iván Paniagua

“Esa botella era parte de mi historia personal, casi parte de mí, de la historia de Atrio, pero también de Cáceres, de sus ciudadanos, de todos los amantes del mundo del vino; ella es la botella, imposible de sustituir por lo que de esfuerzo, sacrificio y amor a una profesión y al vino ha conllevado. 215 años de historia de España, de guerras, de tiempos de paz y de la construcción de una Europa unida”, ha señalado el propio Polo, en una carta firmada por él y por Pérez difundida entre la prensa. La botella en cuestión se encontraba en el lugar más cuidado y venerado de la bodega, una pequeña habitación en la que se exponen 80 añadas de Chateau d’Yquem.

Además de la ya mencionada botella —adquirida en el año 2000 en una subasta y cuyo contenido tuvo que ser recuperado en 2001 tras la rotura de la botella original— Polo confirma que entre las otras 44 hay seis del siglo XIX. “Difícilmente se pueden vender en el mercado. Las de Romanée Conti —uno de los vinos más valorados del mundo—, por ejemplo, están numeradas”. EL PAÍS también se ha puesto en contacto con Toño Pérez, chef del restaurante, que aunque ha preferido que sea Polo quien explique lo ocurrido, ha afirmado que se encuentra “fatal, muy triste”, porque no es una “cuestión de dinero”, sino que forma parte de su “historia” y su “vida”.

La brigada provincial de la Policía Judicial y Científica investiga los hechos, pero Polo relata al teléfono lo que recuerda de las horas previas. Aquella noche en el restaurante, que es también hotel perteneciente a la cadena Relais & Châteaux, solo tenían una reserva de una señora a la que llamaron para confirmar su asistencia, pero no consiguieron hablar con ella. La señora llegó al establecimiento hotelero como estaba previsto y avisó de que acudiría a la cena con un amigo. “Hablaban inglés”, recuerda Polo, quien asegura que últimamente es habitual por el rodaje en la zona de la serie Juego de Tronos. Cuando terminó la comida, la pareja visitó la bodeja, algo que se ofrece habitualmente a los comensales como parte de la experiencia. Después se fueron al dormitorio “aunque él no estaba registrado”. “A la una y algo de la madrugada llamaron al turno de noche, que es el que se queda vigilando, y preguntaron si podían hacerles algo de comer. En su ánimo de satisfacer al cliente, el chico dijo que la cocina se encontraba cerrada, pero que iba a intentar llevar aunque fuese una ensalada. Pensamos que en ese momento bajaron, abrieron dos puertas con cerraduras electrónicas, con las luces apagadas y se llevaron 45 joyas”. Más tarde, explica Polo, “a las cinco de la mañana, la misma pareja bajó con bolsas, pagaron y se fue por la puerta”. “Ha sido un robo limpio”, asegura.

José Polo con la botella de Chateau d`Yquem de la Denominación de Origen Sauternes de Burdeos (Francia) de la cosecha  de 1806.
José Polo con la botella de Chateau d`Yquem de la Denominación de Origen Sauternes de Burdeos (Francia) de la cosecha de 1806. Juanjo Molina (EFE)

Las 4.500 referencias con las que, según Polo, cuenta la bodega del restaurante son fruto del esfuerzo y “el trabajo de 35 años” y, tal y como recuerdan en el comunicado enviado, en ocasiones fruto de su propia historia como pareja: “Eran 45 botellas muy especiales compradas desde hace décadas con mucho esfuerzo y cariño, y con los enfados de Toño, quien me reprendía cuando se enteraba de mis locuras de querer hacer en Cáceres, ciudad que amamos profundamente, una de las mejores bodegas del mundo”. Un objetivo del que, según él, no piensa desistir: “Lo sucedido no es una cuestión de dinero, sino de orgullo, de esfuerzo y de trabajo por dejarle todo este legado a la ciudad”.

Polo asegura que, a pesar del dolor, se han visto abrumados por el cariño y el apoyo recibido, algo que les ha animado a contar lo sucedido e intentar así que el luto pase pronto. Entre las llamadas recibidas está la del sumiller Josep Pitu Roca, de El Celler de Can Roca, quien le dijo que le entendía: “Porque es como si te arrancaran parte de tu cuerpo”. En un intento de seguir adelante, Polo cuenta que ya ha dado orden de “rellenar los huecos” libres de las botellas sustraídas. Salvo uno. “He pedido que en ese [el de Chateau d’Yquem de 1806] no pongan nada. Me han robado el objeto, pero su historia nos pertenece”.


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