Juicio político: lo que esperan los demócratas para seguir adelante

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WASHINGTON – Los planes para llevar a juicio político al presidente Donald Trump lucen confusos, mientras comienzan las fiestas de fin de año y el propio presidente de Estados Unidos viaja a la soleada Florida, burlándose del proceso que ahora debe pasar al Senado.

A pesar de que la Cámara Baja del Congreso ya autorizó el juicio político histórico, ahora la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, ha retrasado el envío de los cargos al Senado, donde los líderes de ambos partidos en la Cámara Alta, en su afán de ejercer presión, no han logrado ponerse de acuerdo sobre los procedimientos para el juicio.

“Nancy Pelosi está buscando un Quid Pro Quo con el Senado ¿Por qué no la sometemos a un juicio político?”, tuiteó Trump el viernes, burlándose de una de las acusaciones en su contra, antes de salir para una estancia de dos semanas en su residencia de Mar-a-Lago para las vacaciones de fin de año.

Se espera que los procedimientos comiencen en enero y que Trump sea absuelto de ambos cargos en el Senado, donde los republicanos tienen la mayoría.

El procedimiento es apenas el tercero contra un mandatario en la historia de Estados Unidos.

En el Senado, persisten las diferencias entre el líder de la mayoría republicana, Mitch McConnell, y el líder de la bancada demócrata, Chuck Schumer, sobre si habrá nuevos testigos y testimonios.

McConnell, el aliado republicano más poderoso de Trump en el Senado, dio la bienvenida el viernes al equipo de defensa del presidente para un recorrido por la cámara del Senado. El abogado de la Casa Blanca, Pat Cipollone, y el director de asuntos legislativos, Eric Ueland, fueron al Capitolio para evaluar la logística.

“Tenemos esta situación fascinante en la que, luego de las prisas de los demócratas de la Cámara de Representantes, luego de semanas de pronunciamientos sobre la urgencia de esta situación, los fiscales ahora están dudando”, dijo McConnell, republicano de Kentucky.

“Seguiremos viendo cómo se desarrolla esto y si los demócratas de la cámara baja alguna vez tienen el coraje de llevar sus acusaciones a juicio”, agregó.

McConnell prácticamente ha prometido una absolución fácil para el presidente. Parece que ha unido a los republicanos tras un enfoque que comenzaría el juicio con presentaciones y argumentos, que durarían quizás dos semanas, antes de intentar llevar el proceso a su fin.

El Senado reanudará sesiones el 3 de enero.

Esto ha provocado una pelea con Pelosi y Schumer, que exigen testigos del juicio que se negaron a comparecer durante las audiencias de las comisiones de la Cámara de Representantes, entre ellos el jefe de despacho de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, y el exasesor de seguridad nacional John Bolton.

“Deberían tener testigos y documentación”, dijo Pelosi a The Associated Press. “Esto podría ser algo muy beneficioso para el país, si los hechos están ahí”.

La influencia del líder demócrata, Schumer, es limitada, aunque su partido puede presionar por votaciones que obliguen a los testigos a presentarse una vez que comience el juicio.

Parece estar contando con la opinión pública y la presión política sobre titulares republicanos vulnerables, como Susan Collins, para que los demócratas puedan contar con los 51 votos que necesitan.

Mientras tanto, Trump espera que el juicio sirva como una oportunidad para ser reivindicado. Él continúa hablando sobre su deseo de ver desfilar a sus propios testigos ante la cámara alta, entre ellos el exvicepresidente y precandidato presidencial demócrata para las elecciones de 2020 Joe Biden y el presidente de la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes, el demócrata Adam Schiff, que dirigió la fase de investigación de la acusación.

Sin embargo, hay poco apetito por testigos entre McConnell y otros aliados clave del Partido Republicano en el Senado.




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