Annalena Baerbock y Robert Habeck, líderes de los Verdes; Olaf Scholz, vicecanciller en funciones, en el centro, y el líder de los liberales, Christian Lindner, en una foto tomada este miércoles en Berlín.

La Alemania de Scholz: más derechos para migrantes, jóvenes, mujeres y LGTBI

Annalena Baerbock y Robert Habeck, líderes de los Verdes; Olaf Scholz, vicecanciller en funciones, en el centro, y el líder de los liberales, Christian Lindner, en una foto tomada este miércoles en Berlín.
Annalena Baerbock y Robert Habeck, líderes de los Verdes; Olaf Scholz, vicecanciller en funciones, en el centro, y el líder de los liberales, Christian Lindner, en una foto tomada este miércoles en Berlín.FABRIZIO BENSCH (Reuters)

La Alemania de 2025 será más progresista y ampliará los derechos de migrantes, jóvenes, mujeres y colectivo LGTBI si el próximo Gobierno liderado por el socialdemócrata Olaf Scholz cumple con las promesas de su acuerdo de coalición. Después de 16 años de Ejecutivos encabezados por los democristianos de Angela Merkel, el inédito tripartito ha pactado un contrato que revoluciona algunas áreas, como las de los derechos reproductivos de las mujeres o el derecho de ciudadanía. La coalición de socialdemócratas, verdes y liberales llega decidida a modernizar el país bajo el lema “Atreverse a más progreso”.

Los tres partidos se han volcado en los jóvenes, cuyo voto en las últimas elecciones ha reinventado el paisaje político alemán. Liberales y verdes arrasaron entre los menores de 25 años. Si solo votaran ellos, la canciller alemana sería Annalena Baerbock, la colíder de los ecologistas. Los liberales tuvieron mucho éxito entre los que votaban por primera vez. Uno de cada cuatro les dio su confianza, cuando el partido obtuvo un 11,5% entre todo el electorado. De ahí que una de las medidas estrella del pacto de Gobierno sea permitir el voto a partir de los 16 años. Algunos Estados federados ya lo contemplan. Ahora el tripartito legislará para que los adolescentes voten el Parlamento Europeo. También para que puedan elegir a los diputados del Bundestag, aunque eso es más complicado, ya que requiere una modificación de la Ley Fundamental alemana (constitución).

Si el tripartito consigue sacar adelante todas sus propuestas, en la Alemania de 2025 será posible también comprar cannabis para uso recreativo. Tanto los verdes como los liberales habían defendido esta iniciativa porque consideran que acabará con el mercado negro y proporcionará ingresos fiscales. Un estudio reciente de la Universidad de Düsseldorf calcula que la medida supondría casi 5.000 millones de euros al año para las arcas del Estado.

Los cambios que plantea el tripartito suponen un cambio radical en las políticas de migración e integración en un país que va a necesitar la llegada de 400.000 extranjeros cada año para cubrir sus carencias de personal. Un extranjero que se instale en el país en 2020 podrá pedir la nacionalidad alemana en 2025, después de solo cinco años de residencia —tres en caso de que se den “logros especiales de integración”, que no se especifican— y podrán mantener la doble nacionalidad. Este último punto afecta a decenas de miles de turcos que siguen siendo extranjeros tras décadas viviendo en el país.

Del derecho de sangre a una ley de ciudadanía moderna

Las nuevas reglas suponen una notable evolución desde las estrictas leyes de los años ochenta y noventa, cuando prácticamente solo se adquiría la nacionalidad por derecho de sangre (cuando el padre o la madre eran alemanes). “Crearemos una ley de ciudadanía moderna”, escriben los socios de coalición. Alemania abraza su condición de país de migrantes: “Para aprovechar el nuevo potencial de Alemania como sede de negocios y ciencia, queremos que personas de otros países puedan estudiar o formarse en nuestro país con mayor facilidad”, dice el tripartito, que también quiere facilitar los trámites a la comunidad turca, los que se conocen como “generación de trabajadores invitados”. Durante mucho tiempo, asegura el tripartito, su integración no fue una prioridad. Ahora “en reconocimiento a los logros de toda una vida” se rebajará el nivel de idioma que deben demostrar para acceder a la ciudadanía.

El tripartito impulsará cambios que afectan al colectivo LGTBI, como la derogación de la llamada ley de transexualidad, que será sustituida por una “ley de autodeterminación”. La coalición quiere establecer un procedimiento en el registro civil que permita cambiar la inscripción del sexo en el estado civil mediante una mera declaración, igual que ha aprobado recientemente el Gobierno español. Actualmente, el acuerdo recoge que los tratamientos de reasignación de sexo deben estar “totalmente cubiertos” por el seguro médico obligatorio alemán.

Hasta ahora los homosexuales y las personas transexuales tienen prohibido donar sangre, algo que el tripartito también quiere suprimir. El texto también contempla que cuando nace un niño en el matrimonio de dos mujeres ambas serán “automáticamente madres legales”.

En el apartado dedicado a la lucha contra el extremismo —Alemania considera que su mayor problema de seguridad es el extremismo de derechas— los socios de la coalición introducen una novedad que podría acabar también formando parte de una ley. En el registro de delitos de motivación política actualmente no figuran los delitos de odio contra mujeres y homosexuales, algo que ahora quieren reformar.

Si los partidos cumplen su contrato de Gobierno, en 2025 habrán cambiado muchas cosas en los derechos reproductivos de las mujeres, por ejemplo con respecto a la interrupción del embarazo. El aborto, dice el texto, “debe formar parte de la educación y formación médica”. Hay un artículo del código penal alemán que dificulta a los médicos dar información sobre el procedimiento (el 219, que prohíbe la “publicidad” del aborto). El tripartito quiere derogarlo. También asegura que quiere terminar con el acoso de grupos autodenominados provida a las mujeres frente a las clínicas. “La posibilidad de abortar gratuitamente forma parte de una asistencia sanitaria fiable”, asegura.

El tripartito se abre también a ampliar los tratamientos de fertilidad que se pueden realizar en Alemania y los que cubre el seguro obligatorio de salud. Alemania tiene una de las mayores proporciones de población mayor de 65 años de la Europa y la tasa de natalidad está por debajo de la media de la Unión. “Queremos ofrecer más apoyo a las personas que quieren tener hijos”, dice la coalición. Socialdemócratas, verdes y liberales estudiarán la legalización de la donación de óvulos —una técnica legal en España desde 1988— y la “subrogación [práctica también conocida como vientres de alquiler] altruista”, para lo que crearán una comisión de medicina reproductiva.

La inseminación artificial con semen de donante podrá realizarse “independientemente de la indicación médica, el estado civil y la identidad sexual”, señala el acuerdo, que también promete revisar las restricciones de edad y ciclos de tratamiento a los que se puede someter una paciente. Ahora, las aseguradoras no cubren el importe si la mujer supera los 40 años o si la pareja no está casada. El Gobierno federal cubrirá el 25% de los costes, para en un futuro asumir la cifra total, dice el tripartito. El acuerdo incorpora también medidas para la igualdad entre hombres y mujeres y para reforzar la lucha contra la violencia machista, que en Alemania sigue siendo en gran medida un tema tabú, del que faltan estadísticas y al que cierta prensa aún se refiere como “crímenes pasionales”.

Máxima prioridad, mantener el puesto más poderoso de Bruselas

El tripartito alemán ha decidido que en 2024 quiere apostar por un comisario verde. Pero este principio tiene una salvedad muy importante: “Siempre y cuando el presidente de la Comisión Europea no sea alemán”. Es decir, el nuevo Gobierno está dispuesto a hacerse a un lado en Bruselas si un compatriota tiene opciones para dirigir el Ejecutivo comunitario. 
El primer nombre que viene a la cabeza es el de la popular Úrsula von der Leyen, exministra de Trabajo y de Defensa con Angela Merkel, que ahora preside la Comisión Europea. Pero esto no le beneficia solo a ella, también puede servirle a Manfred Weber, el bávaro de la CSU, los socios tradicionales de la CDU, que ya aspiró a presidir el Ejecutivo comunitario en 2019. Este político conservador es ahora el presidente del grupo popular en la Eurocámara y también aspira a dirigir el Partido Popular Europeo, lo que le colocaría en una muy buena posición si tratara de postularse otra vez como spitzenkandidat en 2024, es decir, cabeza de lista de su familia política en las siguientes elecciones europeas. Este mecanismo de elección de la máxima magistratura europea, conocido por su palabra alemana, se utilizó en 2014, pero no en 2019. Consiste en que los diferentes partidos eligen un candidato a nivel continental que, en principio, presidiría la Comisión si son la fuerza más votada. Esto no funcionó hace dos años, pese a que Weber era el spitzenkandidat popular, porque los jefes de Gobierno se inclinaron por Von der Leyen, otra conservadora alemana. 
La coalición que encabeza Scholz apuesta ahora por reforzar este mecanismo de elección, que fortalece el papel del Parlamento, algo que también está en las intenciones suscritas por los tres partidos en Berlín. / M. V. GÓMEZ

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