La OCU descubre la realidad sobre el tomate frito de los supermercados

El tomate frito es uno de los ingredientes esenciales en muchos de los platos de nuestra cocina, pero ¿sabemos realmente qué ingredientes llevan los tomates fritos que podemos comprar en el supermercado? La OCU ha emitido un informe en el que ha revelado qué «esconden» este tipo de alimentos.

La OCU descubre la realidad sobre el tomate frito de los supermercados

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha analizado para su informe, el perfil nutricional de 79 marcas de tomate frito que pueden encontrarse a día de lado en los supermercados de toda España.

Dejando de lado el tomate natural y el tomate triturado, el organismo ha revisado las etiquetas de distintas marcas de tomate frito, para conocer la composición nutricional y el listado de ingredientes, centrándose en cuatro nutrientes cuyo consumo es mejor vigilar: grasas, grasas saturadas, azúcares y sal.

En su informe y a partir del análisis que ha realizado, la OCU advierte sobre  «la literatura que se usa para dar un barniz más saludable o casero al producto y para vender más».

Muchos de los tomates fritos que se han analizado, se venden con etiquetas en las que aparecen palabras o términos como «tradicional» o «artesano» que se usan sin regulación alguna según el criterio del fabricante. La OCU resalta que en muchas de las marcas analizadas, se destaca dentro de la etiqueta la presencia de algún ingrediente «con buena prensa o la ausencia de los más denostados».

Entre esos ingredientes que según la OCU se resaltan, están por ejemplo el aceite de oliva, o que no llevan azúcar, si bien la sustituyen por edulcorantes aunque también hay casos en los que por suerte, no utilizan o no abusan de este ingrediente.

Por otro lado, la OCU destaca también en su informe que «algún tomate frito especifica que lleva sal ‘marina’, como si fuera algo especial. Sepa que se trata de la sal más habitual». Sin embargo, también alerta que en algún tomate frito hay que tener cuidado con la sal y recomienda que nos fijemos en que no llegue al 1%.

En cuanto a los aromas, la OCU revela que pueden servirnos para saber si el tomate frito que compramos es de calidad o no, ya que «a veces se usan si faltan ingredientes o estos son de baja calidad».

“Ten claro que todos los tomates que hemos revisado son alimentos procesados y, aunque presentan pocos problemas a nivel nutricional, su consumo debiera ser moderado”, finaliza la OCU, animando además a que los consumidores elaboren su propia salsa de tomate.


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