Lo malo es que esperábamos lo del Athletic en Mallorca


El tema viene de largo. Y no me refiero a los cinco últimos partidos fuera de casa de la Liga anterior, en los que nos despedimos de las opciones europeas sin que un solo jugador rojiblanco fuera capaz de anotar un gol en el marco contrario.



Me acuerdo del Athletic de
Pavic
, que perdía estrepitosamente lejos de Bilbao todo lo que ganaba en el viejo San
Mamés.
Koldo


Aguirre
relataba que si hubiera habido retransmisiones de televisión en sus tiempos, les hubieran apedreado al aterrizar en el vetusto Sondica.

El Athletic actual, el de
Gaizka
Garitano
, es un equipo espartano, duro, correoso, al que es casi imposible noquear y sacar del partido; pero en cuanto se aleja de su público se olvida de lo que es atacar. El pasado viernes, en Mallorca, jugaron los mismos que lo bordaron ante la Real, pero parecieron otros.

Como la temporada pasada ocurrió en cada visita, el centro del campo rojiblanco no funcionó. No creó nada y las bandas fueron un páramo. Bastante con echar el candado atrás, parecieron pensar los jugadores. Pero es que ni siquiera se cerraron los huecos.

Se pudo ganar, es verdad, pero hubiera sido inmerecido. Veamos lo bueno al término de estas cuatro primeras jornadas de Liga: invictos y con un gol en contra tras cuatro choques. ¿Dónde hay que firmar?

Muy
verdes

Sigo viendo muy verdes en este arranque de temporada a
Unai
López
y a
Iñigo
Córdoba
. El centrocampista guipuzcoano apenas aporta nada que le diferencie de
Beñat
y el extremo lleva un gol tras 68 partidos defendiendo la camiseta del primero equipo del Athletic. Ambos son aún demasiado livianos e intrascendentes en el peso de su fútbol dentro del colectivo


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