Mattarella evalúa este martes la formación de un nuevo Gobierno


El plazo otorgado por el presidente de la República, Sergio Mattarella, expira el martes. Los cuatro partidos que conformaron el último Ejecutivo en Italia se reunieron durante todo el lunes con el presidente de la Cámara de Diputados de Italia, Roberto Fico, para tratar de acercar posturas y dar una solución a la crisis abierta. En el salón de la Loba, el más importante del palacio de Montecitorio, se discutió sobre casi todo: programa, nombres y ministerios. La carta de quién debe ser el siguiente primer ministro, sin embargo, seguía tapada a última hora de la noche. Giuseppe Conte, cada vez más inquieto por su futuro, continúa deshojando la margarita en su despacho, aguardando noticias tranquilizadoras. Pero deberá esperar otra jornada clave.

El nombre del futuro primer ministro todavía no se había puesto sobre la mesa a última hora del lunes. Como buen jugador de póquer, Renzi ha mantenido ese naipe cubierto hasta el final. Italia Viva, su partido, siguió el guion que se esperaban los otros partidos. Comenzó la negociación acercando posturas y terminó subiendo la apuesta y tensando los ánimos. Si no se llegase a un acuerdo claro, el palacio del Quirinal podría dar un día más de plazo, pese a que fuentes de la jefatura del Estado consideran que no hará falta. Si esa vía siguiera sin resolverse, podría optar por promover un Ejecutivo institucional.

Italia Viva exigió ya avanzada la negociación que de la reunión final salga un programa escrito, algo que no quiere el resto de participantes y que haría que el encargo a un hipotético nuevo primer ministro, sin margen para sus propias decisiones, fuera poco atractivo. Conte sigue siendo el mejor situado para liderarlo. Pero su nombramiento tiene también riesgos comunicativos. Esta crisis ha costado la parálisis del país en un momento de extrema volatilidad. Y las formaciones involucradas, también en el Quirinal, saben que será difícil vender la constitución de un tercer Gobierno con el mismo primer ministro e idénticos partidos. El tiempo perdido podría volverse fácilmente en malestar ciudadano.

Más allá del programa, los nodos del conflicto se encuentran también alrededor de carteras concretas. Italia Viva, según filtraron fuentes del Partido Democrático (PD) a la prensa italiana, habría pedido cuatro ministerios (dos más que en el Gobierno anterior). Pero el partido lo negó anoche a este periódico. Sí hubo, en cambio, vetos sobre los titulares de, al menos cuatro carteras del Ejecutivo precedente. La más relevante sería la de Economía, para quien Renzi no querría al frente a Roberto Gualtieri. Sin embargo, el actual ministro ha recibido el apoyo público del presidente de la patronal italiana y mantiene el aura de haber sido el responsable de conseguir que la UE destinase 209.000 millones de euros al Plan de Recuperación para Italia. “Gualtieri ha hecho méritos de sobra para permanecer”, señalan en las filas socialdemócratas.

La negociación, en cualquier caso, es también una nítida representación del papel cada vez más escaso que se reserva a un primer ministro en Italia. Ninguno desde Silvio Berlusconi en 2008, ha salido de las urnas. Pero además, la modalidad del contrato de gobierno suscrito por los partidos, convierte cada vez más su función en la de un mero mediador.

Conte ya sufrió esa experiencia en su primer Gobierno, donde tuvo que ver cómo se pasaban la pelota de un lado a otro sus dos vicepresidentes: Matteo Salvini (Liga) y Luigi Di Maio (Movimiento 5 Estrellas). También en aquella ocasión se firmó una hoja de ruta sobre la que el primer ministro debía limitarse a ir poniendo cruces a medida que iba cumpliendo objetivos. Conte parece dispuesto también ahora a aceptar lo que le pongan encima de la mesa.


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