Mediaset prepara la serie ‘El Emérito’, sobre los últimos años del reinado de Juan Carlos I


Fernando Morales

No es la primera vez que José Luis García-Pérez (Sevilla, 1972) se enfrenta al reto de dar vida a un personaje relacionado con la Monarquía española. Si en 2010 le tocó lidiar con Alfonso de Borbón, ahora, en la miniserie El Rey, se mete en la piel de don Juan de Borbón, el padre de Juan Carlos I.

Pregunta. ¿Cómo se prepara un personaje tan complejo como este?

Respuesta. No es la primera vez que me enfrento a un personaje real, vivo o muerto, y me gusta mucho la parte intelectual de mi trabajo, el estudio. Cuando al personaje que te toca interpretar se le suma que es real y además histórico, a mí me completa un arco enorme de posibilidades de trabajo. Me he leído todo, o casi todo, lo que se ha escrito sobre don Juan, con todas las teorías posibles, y allí están los detalles, la realidad, siempre por encima de la visión del autor. Con esos detalles se construye un personaje.

P. Acabado el trabajo, ¿qué opina de don Juan?

R. Antes de arrancar la serie ya me parecía una persona interesante; ahora creo que es interesantísimo y que Juego de tronos está más cerca de la realidad de lo que pueda parecer. Don Juan tenía una visión de la Monarquía que ya no tenemos, más apegada a otra época, ni mejor, ni peor. No me refiero a una monarquía absolutista, pero sí entendía la herencia monárquica que a él le tocaba de una forma que a nosotros hoy se nos queda muy despegada. Su vida iba unida a lo que ellos entienden como un país y una obligación.

P. Ya hemos hablado de su personaje, pero ¿cómo analizaría el conjunto?

R. Estoy seguro de que es la primera miniserie de un tono político, como es el caso, tratada de una forma totalmente diferente. La serie ha alcanzado un gran nivel; no se queda en lo supeficial de la historia, profundiza para llegar donde realmente está lo interesante de la vida de cada personaje.

P. Cuando dice diferente, ¿a qué se refiere exactamente?

R. Primero, es la forma de contarlo, separándose completamente de la prensa rosa, con todos mis respetos, y uniendo la vida personal a lo político-profesional para entender cómo se han ido construyendo cada uno de esos seres. Nos va a dar las claves políticas y personales de lo que hoy tenemos. Y, segundo, la forma de rodar de Norberto, el director, más cercana a El ala oeste de la Casa Blanca que a un folletín tradicional.


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