México y Argentina se alinean y añaden presión a Biden para que incluya a todos en la Cumbre de las Américas

México y Argentina se alinean y añaden presión a Biden para que incluya a todos en la Cumbre de las Américas


El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, y su homólogo argentino, Santiago Andrés Cafiero, en Ciudad de México el 26 de mayo.Isaac Esquivel (EFE)

La novena Cumbre de las Américas convocada del 6 al 10 de junio en Los Ángeles ha anticipado un diagnóstico de los equilibrios y las tensiones del continente incluso antes de su celebración. De la exigencia de una invitación de Cuba, Venezuela y Nicaragua a una reflexión más amplia sobre el papel de organismos regionales como la Organización de los Estados Americanos (OEA), el presidente de México primero generó un debate en torno a su presencia. Después se instaló en un pulso con Estados Unidos para que incluya a todos los Gobiernos. Y finalmente buscó complicidades para su última batalla. El Ejecutivo de Alberto Fernández, presidente de Argentina, lleva semanas abogando por la participación de todo el mundo, pero este jueves se ha sumado abiertamente a esta estrategia de presión.

El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, y su homólogo argentino, Santiago Cafiero, se han reunido en Ciudad de México para repasar la agenda bilateral y afianzar su alianza en Latinoamérica, ya impulsada por una estrecha colaboración durante la pandemia. Ambos incluyeron en una declaración conjunta un “urgente llamado para que la IX Cumbre de las Américas se consolide como el espacio de diálogo plural, abierto e incluyente, en el que todos los países de la región tengan la oportunidad de contribuir a la construcción de los consensos que necesita el hemisferio”. En este contexto resaltaron también su apuesta por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) -liderada ahora por Argentina tras recibir el testigo de México- como marco de cooperación regional.

A eso se añade el endurecimiento del discurso del propio Fernández. El mandatario no ha decidido aún si participará o no en el cónclave de Los Ángeles. Pero ha dado pistas sobre cuál es su posición al respecto. En una conversación con ministros de Educación de la región celebrada en Buenos Aires bajo el paraguas de la Celac criticó los bloqueos a Cuba y Venezuela. “No me callo más, lo que digo acá lo digo en el norte”, advirtió. “En nuestro continente tenemos un país que lleva seis décadas bloqueado económicamente y sobrevive como puede; deberíamos estar muy avergonzados de que eso ocurra”, dijo, en relación al embargo de EE UU sobre Cuba. “También tenemos un país que está bloqueado hace cinco años por una disputa política y en plena pandemia lo bloquearon, cuando la solidaridad era más necesaria que nunca”, agregó, en referencia a Venezuela.

La Casa Blanca ya ha enviado las invitaciones a los mandatarios del continente, pero todavía no ha cerrado las participaciones. Y si no se conoce aún la lista de asistentes, tampoco se sabe si finalmente los representantes de Cuba, Venezuela y Nicaragua aceptarían viajar a Estados Unidos. Para empezar, los principales dirigentes chavistas son reclamados por la justicia del país norteamericano a pesar de que Joe Biden decidiera lanzar un mensaje de distensión con la suavización de las sanciones petroleras a Caracas y la recuperación de una política menos restrictiva hacia Cuba. Además, los países que conforman la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA), una plataforma antiimperialista promovida por los fallecidos Hugo Chávez y Fidel Castro, ha optado por citarse en La Habana en un encuentro alternativo.

“Estamos valorando una serie de factores”, indicó López Obrador durante su conferencia de prensa matutina de este jueves. El presidente mexicano aún no ha definido la presencia de su Gobierno en la cumbre, pero ha supeditado claramente su asistencia a la inclusión de todo el mundo. “Quiero que quede constancia de que mañana, es probable, no lo aseguro, vamos a definir ya la situación sobre la cumbre, mañana en la mañana”, ha afirmado al terminar su comparecencia. El presidente, que ya ha recibido su invitación, defiende que “el que no quiera ir que no vaya, pero que no se excluya a nadie”.

La participación de México en el cónclave no peligra, pues asistiría en todo caso una delegación encabezada por el secretario de Relaciones Exteriores. Pero la posible ausencia del jefe de Estado sembró inquietud en los círculos diplomáticos de Washington y activó una respuesta del país vecino. Estados Unidos se volcó en una negociación y el exsenador Chris Dodd, enviado gubernamental para la organización de la cumbre, se reunió con López Obrador a petición de Biden para tantear el terreno. El pasado noviembre el presidente estadounidense, el mexicano y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, acordaron acelerar la integración de los tres países de América del Norte. Y los planes consistían de alguna manera en estrenar esa alianza en Los Ángeles con la presentación de varios acuerdos conjuntos en materia económica, de migración y seguridad.

López Obrador, pese a todo, ha lanzado un mensaje de equidistancia. “Lo único que puedo adelantarles es que tenemos muy buena relación con el gobierno de Estados Unidos, con el presidente Biden. Y tenemos muy buena relación con el Gobierno de Cuba y considero que el presidente Miguel Díaz-Canel es un hombre íntegro, una persona con principios, una gente honesta”, ha afirmado. El Gobierno mexicano ha recuperado una política de respaldo activo a La Habana y hace tres semanas el mandatario viajó a Cuba tras una gira por el triángulo norte de Centroamérica. Aun así, no puede vivir de espaldas a Estados Unidos, del que depende su economía. Con estas premisas, se prepara para definir su incierta participación en la cumbre.

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