Pecco Bagnaia resiste el dolor e impone su ritmo para ganar el GP de España

Pecco Bagnaia resiste el dolor e impone su ritmo para ganar el GP de España


Más de mil días después, el fervor volvió a Jerez. Tras dos años en el que los motores rugieron en soledad, sin público por la pandemia, el circuito andaluz reabrió sus puertas para recibir a una de las aficiones más calientes del campeonato. Música para los oídos de Pecco Bagnaia, que monopolizó la carrera de principio a fin sin dejar espacio a las sorpresas. A sus 25 años, el turinés amortizó la histórica clasificación del sábado —récord histórico del circuito— y, a lomos de su Ducati, lideró las 25 vueltas al trazado jerezano. Y cosechó su primer triunfo de la temporada, pese a las dudas tras un renqueante inicio de Mundial. Pese a correr con el cuerpo maltrecho.

Tras una salida limpia, en la que solo los codos de Marc Márquez y Aleix Espargaró se acercaron más de la cuenta, Bagnaia resistió a los dolores de hombro que arrastraba desde la tremenda caída que sufrió una semana atrás en Portugal. Resistió, también, a la amenaza de Fabio Quartararo, que llegaba como el gran favorito tras imponerse con autoridad en Portimao.

Muy pronto quedó demostrado sobre el abrasador asfalto de Jerez —45 grados de media— que ambos pilotos, Quartararo (Yamaha) y Bagnaia, estaban un escalón por encima del resto en ritmo de carrera. Escapados desde las primeras vueltas, ambos dejaron la lucha por el tercer puesto como el principal aliciente para los 58.132 aficionados que abarrotaron las gradas del circuito de Jerez.

Para esa tómbola compraron billetes Jack Miller (Ducati), Marc Márquez (Honda) y Aleix Espargaró (Aprilia), que se vio superado por Márquez tras una mala salida.

Pegados durante toda la carrera, no fue hasta cuatro vueltas del final, tras un ataque de Márquez sobre Miller, cuando Espargaró aprovechó un latigazo traicionero de la Honda y se colocó tercero, posición que no dejaría escapar hasta ver la bandera a cuadros. “Ha sido una carrera muy dura. Desde el principio veía que tenía más ritmo que Márquez y Miller, pero no podía adelantarlos. Ha sido muy difícil”, decía exhausto antes de subir al podio.

Tras perder la posición con Espargaró, y tras salvar lo que parecía una caída segura —maniobra tan habitual en su registro como inimaginable en el último año de competición—, Márquez centró sus esfuerzos en superar a Jack Miller, que imponía la velocidad de su Ducati en cada recta. Lejos de su mejor forma física, el de Cervera, que siempre ha basado su éxito en el riesgo, adelantó al australiano en el último giro y cruzó la línea de meta en cuarta posición, todo un logro para sus aspiraciones, pues había asegurado que su posición en carrera debería estar “entre la quinta y la décima posición”.

Tras cruzar la meta en cuarta posición, Márquez acudió exultante a las gradas, repletas de banderas con el ‘93′, y lanzó sus guantes al público con el brazo izquierdo. El derecho, paralizado, como si fuera de hormigón, ya había sufrido los excesos de la carrera durante 25 vueltas.

Muy por delante del piloto de Cervera, Bagnaia resistió a los tímidos intentos del francés, vigente campeón de Moto GP, y sin mirar atrás una sola vez, impuso su ritmo sin complicaciones. Desde el pit lane, los miembros de Ducati anunciaban las distancias con Quartararo, que con Álex Rins lejos de las posiciones de privilegio, prefirió no arriesgar de más y se conformó con una segunda posición que le coloca como líder en solitario del campeonato.

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